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Directivos

El tirón de trabajar para Bill Clinton

Alumnos de Esade prefieren el prestigio de una fundación a una multinacional.

No todo es el dinero ni el renombre de una gran multinacional para dirigir los pasos profesionales. Varios alumnos de Esade han rechazado realizar prácticas laborales en empresas por otro trabajo en el que la remuneración no es lo prioritario, pero sí lo es el prestigio y el reconocimiento internacional de su fundador. La Fundación Clinton (Clinton Foundation) se ha convertido en un reclamo para que aquellos que quieren forjarse una experiencia laboral diferente.

Es el caso de Raymundo Morales, de 30 años, de origen peruano y licenciado en Administración Internacional en Estados Unidos, que acaba de finalizar el primer año de MBA en Esade. "He trabajado en Deloitte y en el Congreso de Estados Unidos durante dos años, así que tengo un conocimiento previo del sector privado y público, pero ahora me ha interesado el tema de la responsabilidad social corporativa", asegura Morales en una entrevista telefónica desde su nuevo destino laboral en la oficina de la organización que preside el ex mandatario estadounidense en Lima. "Lo elegí por su buen nombre, por prestigio en temas de desarrollo económico y por la experiencia que supone en gestión de proyectos", afirma Morales, que trabaja en una iniciativa de semáforos de alta tecnología, que consumen menos energía. "Además es un orgullo porque es muy difícil conseguir una plaza en esta organización, no toman a cualquier persona, y creo que va a ser muy positivo para mi carrera", afirma. Todavía no conoce a Clinton, sí conocía a Hillary cuando era senadora, pero considera que es un ejemplo a seguir. "Cuando dejó la política podía haberse retirado y decidió seguir para intentar mejorar el mundo".

En Caracas (Venezuela) está el mexicano Edgar Vega, de 28 años, también alumno de Esade. Consiguió una beca en la Fundación Clinton para desarrollar proyectos de medio ambiente. "No fue fácil entrar, me hicieron varias pruebas, algunas con contenido social, y creo que me ayudó muchísimo, además de mi concepción de una organización global, mi experiencia internacional y el dominio de tres idiomas" (habla inglés, español y francés). Estudió Matemáticas, Sistemas de Información y Programación, Historia Global y Literatura Hispana. Asegura que en la sede venezolana de la Fundación Clinton no hay ningún retrato del ex presidente, "pero sí que está presente su carisma y su preocupación por los temas sociales, el medio ambiente, el cambio climático y la salud".

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