El beneficio trimestral de Wells Fargo se redujo un 3%
El banco estadounidense Wells Fargo obtuvo en el segundo trimestre de 2010 un beneficio neto de 3.062 millones de dólares (2.390 millones de euros), un 3% menos en comparación con los 3.172 millones de dólares (2.476 millones de euros), que ganó en el mismo periodo de 2009, según informó la entidad en un comunicado.
En cambio, el beneficio neto aplicable a los accionistas aumentó entre abril y junio un 11,7% hasta los 2.878 millones de dólares (2.246 millones de euros), frente a los 2.575 millones de dólares (2.010 millones de euros) que ganó en el mismo trimestre del ejercicio anterior.
La cifra de negocio del bando estadounidense alcanzó en el segundo trimestre los 21.394 millones de dólares (16.700 millones de euros), lo que supone un 5% menos en comparación con los 22.507 millones de dólares (17.569 millones de euros) que ganó en el segundo trimestre de 2009.
En los seis primeros meses de 2010, el beneficio neto de Wells Fargo cayó un 9,7%, hasta los 5.609 millones de dólares (4.378 millones de euros), mientras que el beneficio aplicable a los accionistas aumentó un 5,8%, hasta los 4.959 millones de dólares (3.870 millones de euros).
Por su parte, la cifra de negocio alcanzó en el primer semestre del año los 42.842 millones de dólares (33.442 millones de euros), lo que supone un 1,5% menos en comparación con los 43.524 millones de dólares (33.980 millones de euros) que ingresó en los seis primeros meses de 2009.
El presidente y consejero delegado de Wells Fargo, John Stumpf, destacó que su consistente modelo de negocio y su sólido comportamiento financiero permiten a la compañía jugar un papel clave en el país, en un momento en el que se sobrepone de la reciente crisis financiera y recupera su vitalidad económica y su liderazgo.
Asimismo, mostró su apoyo a los principios generales de la reforma del sector financiero en Estados Unidos, porque coinciden con la forma en la que opera la entidad, aunque reconoció que siguen preocupados por algunos aspectos que podrían tener un "un inintencionado impacto negativo en el sistema financiero, los consumidores y las empresas".