El presidente de CAM se queda solo en defensa de la fusión con Cajastur
Un consejo dividido, con el presidente casi en solitario defendiendo el acuerdo con Cajastur y un amplio grupo de consejeros dispuestos a desafiar al Banco de España. Esa es la situación de crisis institucional de Caja Mediterráneo (CAM). Su presidente, Modesto Crespo, busca, en un ambiente hostil, apoyos para llevar de nuevo al consejo la fusión.
La negativa del consejo de administración de Caja Mediterráneo (CAM) de dar el visto bueno al contrato de fusión con Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria está abocando a la entidad con sede en Alicante a una grave crisis institucional. Su presidente, Modesto Crespo, se ha quedado prácticamente solo en su defensa del acuerdo que él mismo y el director general, Roberto López Abad, firmaron con las otras entidades para la creación de un sistema institucional de protección (SIP).
La nada velada amenaza del Banco de España, que el viernes convocó de urgencia a CAM para advertirle de las consecuencias que tendría la ruptura del pacto ha provocado una división en el consejo que el día anterior había votado de forma unánime el rechazo a los poderes que le atribuye el contrato del SIP al futuro consejero delegado, el presidente de Cajastur, ManuelMenéndez.
Crespo se encuentra ahora en una situación muy delicada. En la reunión del jueves se impuso la posición de un grupo de consejeros que cuenta con el apoyo de López Abad, principal damnificado de la nueva cúpula directiva que se creará con el SIP. El presidente optó por unir su voto a los críticos pese a que horas antes había intentado, en una reunión informal, lograr el apoyo de una mayoría suficiente para sacar adelante el acuerdo. Su derrota -evitada formalmente al unir su voto al de los críticos- se interpreta desde distintos ámbitos de la caja como una desautorización.
Los críticos creen que es posible que la caja siga en solitario y no participe en ninguna fusión
Sin embargo, la advertencia, cuando no ultimátum, del Banco de España, ha modificado la posición de algunos consejeros, aunque todavía serían menos de los 11 que se precisan para lograr la mayoría. Fuentes de la entidad estiman que, en este momento, siguen siendo más de la mitad los que se oponen al acuerdo con Cajastur en los términos en los que está planteado. Las dos partes, en todo caso, están trabajando para lograr apoyos. Para lograr adeptos a cada una de las causas, se esgrimen razones que van desde la posibilidad de intervención de la entidad si no se aprueba -algo que algunos consejeros han llegado a decir que prefieren antes que perder el control- hasta las posibles sanciones económicas que el regulador podría imponer. Los consejeros que están dispuestos a romper el acuerdo con Cajastur no descartan que CAM siga en solitario, algo que no encajaría en el diseño del regulador.
El reloj corre en contra de Crespo, que hoy en la reunión de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), intentará recabar alguna clase de apoyo a su causa. El Banco de España puso esta semana como límite para que CAM retomase el acuerdo. La caja debería convocar al consejo de administración a más tardar el viernes, aunque no se descarta que se pueda aplazar hasta la semana que viene.
Para el presidente de CAM, convocar la reunión sin tener una mayoría suficiente puede ser un suicidio. Sin embargo, tanto desde el regulador como desde el resto de socios del SIP se espera que tomen una decisión.
Pero el enfrentamiento en el seno de la cúpula de la aún cuarta caja de ahorros de España, aún en el supuesto de que Crespo lograra salvar el visto bueno del consejo de administración, se trasladaría a la asamblea, prevista para septiembre. En estos momentos, la posibilidad de que dos tercios de los consejeros generales den aprueben la fusión prevista se antoja casi una quimera.