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Columna
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En fútbol, España es una nación

Las multitudes vitorearon en las ciudades vascas. En Barcelona se ondearon banderas españolas. La victoria de España en la Copa del Mundo sobre los Países Bajos ha conseguido unir temporalmente a una nación fracturada.

Los extranjeros a menudo se olvidan de las divisiones regionales en España, que a veces limitan la capacidad del Gobierno central. Por ejemplo, la reforma de las cajas de ahorros a menudo se ha complicado o retrasado por políticos regionales. El día antes de la Copa del Mundo, cientos de miles de catalanes marcharon en las calles de Barcelona para protestar contra el recorte del Estatuto por el Tribunal Constitucional.

No todo el mundo estaba feliz de ver a España ganar: hubo algunos incidentes de violencia, tanto en Cataluña como en el País Vasco, la noche del domingo. Pero la victoria muestra un sentimiento de nación subyacente. En fútbol, España es una nación. La mitad del equipo es catalán o juega para el Barça y hay jugadores de todo el país, incluido del País Vasco.

Todos ellos han trabajado juntos para dar lo que parecía durante mucho tiempo un sueño imposible. La reciente victoria es una señal de que el deporte español está en una edad de oro. En tenis está Rafa Nadal y hay jugadores de clase mundial en baloncesto, como Paul Gasol.

Si la historia sirve de guía, la victoria en el Mundial dará un impulso en el corto plazo al sector turístico, una industria clave en España. El partido ha grabado millones de retinas con la imagen triunfal de España, un mensaje mucho más potente que cualquier campaña made in Spain.

La victoria de la Copa del Mundo no borrará las grandes deudas del país. Pero levantará la moral, quizás lo suficiente para persuadir a los españoles a subir a la tabla de la liga mundial en la reforma financiera y económica.

Fiona Maharg-Bravo

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