Preguntas aún sin respuestas
Europa ha sabido responder a algunas preguntas sobre sus test de estrés bancario. Los reguladores han hecho el examen más creíble, ampliándolo a 91 prestamistas e incluyendo la liquidación de la deuda soberana. Pero todavía no se sabe cuántos detalles podrán los bancos revelar o cuántos serán aprobados. El ejercicio podría resultar un fracaso.
La lista de los 91 prestamistas incluidos en las pruebas representa el 65% de los activos bancarios de Europa y, por lo menos, la mitad de los de cada país. Esto significa que los bancos regionales alemanes y las cajas de ahorros españolas, las entidades que necesitan probablemente más capital adicional, están atrapados en la red. Los bancos individuales también tendrán que revelar cómo lo realizaron.
Los políticos también han cedido a la presión del mercado incluyendo el shock de la deuda soberana entre los escenarios que los bancos deben considerar. Esto no es tan bueno como las pruebas de quiebra soberana, pero es la segunda mejor opción. Los bancos tendrán que asumir que la deuda pública de Grecia caerá un 16% y un 17% más respecto de unos niveles ya bajos. Para los bonos griegos a 10 años (que implica un precio inferior al 60% de su valor facial), que es lo que los inversores piensan que podrían obtener en un impago.
Pero los test de estrés están lejos de ser transparentes. Por ejemplo, no está claro cómo manejarán la deuda pública que tienen los bancos que no está a precios del mercado. En segundo lugar, los reguladores no han dicho la cantidad de detalles que los bancos tendrán que revelar. El test de EE UU del año pasado obligó a los bancos a presentar un balance de situación que permitió a los inversores hacer sus propias conclusiones sobre si las pruebas habían sido severas.
Los reguladores de la Unión Europea se han dado cuenta tarde de que el test de estrés será inútil a menos que sea creíble. æpermil;stos tendrán que responder antes a algunas preguntas clave.
Peter Thall Larsen