Un anacronismo chapado en oro
Está previsto que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie hoy sobre la legalidad de la acción de oro aplicada por Lisboa para vetar la oferta de Telefónica a PT por la participación de ésta en Vivo. Hay pocas dudas sobre el fallo. La acción de oro es un instrumento retrógrado, contrario a los principios de no discriminación y de libre circulación de capitales consagrados en el Tratado de la Unión, que ya ha sido felizmente arrumbado en casi toda la Unión. Pero no sin esfuerzo, como prueba que por su causa Bruselas haya puesto en marcha los últimos años procedimientos de infracción al menos contra ocho países, entre ellos España, donde acción de oro se derogó en 2005. Y es que la tentación intervencionista de los políticos es siempre demasiado grande, aunque en su fuero interno estén convencidos del anacronismo que significa esta especie de injustificable derecho de pernada empresarial.
El primer ministro de Portugal, José Sócrates, ha dicho que no se avergüenza de vetar la venta de la brasileña Vivo, algo que identifica con el interés general. Pero esto no es cuestión de vergüenzas, sino de cumplir la ley. Y más cuando los accionistas de PT han mostrado su apoyo abrumador a la oferta de la española. En todo caso, el error más grave sería prolongar artificialmente el litigio, cuando la capacidad de negociar sigue abierta.