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Tribuna
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La OMC, contra las subvenciones a Airbus

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha establecido en su dictamen que las subvenciones europeas que los Gobiernos proporcionan a Airbus no cumplen las condiciones establecidas en el Acuerdo sobre Subvenciones de la OMC, que distorsionan el mercado y que deben cesar. Se trata de una decisión muy clara y que será muy bien recibida desde la perspectiva del respeto a los principios de la libre competencia.

Airbus y los Gobiernos europeos deben ahora acatar esta decisión histórica. Esto significa, principalmente, adoptar dos medidas inmediatas: en primer lugar, poner fin a la forma de subvención más perniciosa de las que viene utilizando, la llamada ayuda al lanzamiento, para futuros programas como el A-350; y en segundo lugar, convertir los más de 4.000 millones de dólares en préstamos gubernamentales pendientes para el A-380 en préstamos sujetos a las condiciones del mercado crediticio.

El incumplimiento de estos requisitos afectaría al sistema de comercio mundial, tan importante para la recuperación y el crecimiento de la economía global. Otros países podrían estar tentados a seguir este ejemplo y conceder subvenciones ilegales a sus empresas aeroespaciales, estableciendo así un sistema de comercio en el que los Gobiernos deciden quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores, en detrimento de aspectos más importantes para los consumidores como la innovación, la calidad, el precio o el servicio.

Se estima que el valor de las subvenciones que Airbus ha recibido a lo largo de los años es de 200.000 millones de dólares de nuestros días. Es una cantidad muy elevada desde cualquier punto de vista, y que ha sido aportada por los contribuyentes de Francia, Alemania, Reino Unido y España.

Nuestra meta en todo este proceso ha sido siempre crear un espacio equitativo y justo, de auténtica competencia leal, estableciendo un nuevo marco legal que regule las subvenciones gubernamentales a las empresas fabricantes de grandes aviones comerciales. Tras más de 40 años, creemos que ya es hora de que Airbus empiece a competir por sí sola, a operar de acuerdo a principios comerciales sin el apoyo de los contribuyentes. Ya es el mayor fabricante de aviones comerciales del mundo, con una completa línea de productos y un flujo de caja cercano a los 9.000 millones de euros con el que puede financiar el desarrollo de sus propios productos. ¿Por qué motivo deberían los contribuyentes seguir suministrando fondos a una empresa privada que dispone de tal cantidad de dinero en efectivo?

En Boeing no nos asusta la competencia. Todo lo que pedimos es un terreno de juego en el que podamos competir en igualdad de condiciones. Hace varios años los actores del comercio global se pusieron de acuerdo para establecer las reglas del comercio internacional y crearon la OMC para que arbitrara de manera imparcial en las disputas. Eso es exactamente lo que ha ocurrido en el sector aeroespacial. El Gobierno de Estados Unidos elevó a un árbitro imparcial una larga disputa sobre las subvenciones europeas y ha pedido a la OMC que intervenga.

La Unión Europea presentó del mismo modo una queja formal ante la OMC bajo el argumento de que Estados Unidos subvenciona a sus empresas aeronáuticas mediante programas de investigación y desarrollo, contratos de defensa y reducciones de impuestos locales. La decisión final sobre este caso se dará a conocer a principios del próximo año. Nuestra opinión es que estas alegaciones son muy débiles. La mayoría de los considerados subsidios a Boeing son pagos legítimos por servicios prestados a la NASA y al Departamento de Defensa. Las otras formas de ayuda cuestionadas por la UE son comunes a ambas partes y cumplen con las normas de la OMC. La ayuda al lanzamiento ha sido concedida a Airbus además de otras formas de ayuda estatal como exenciones fiscales, investigación financiada por el Gobierno e inversión en infraestructuras. Se trata de dos expedientes diferentes y que llevan cursos separados. Independientemente de lo que la OMC decida en el caso de la UE contra los Estados Unidos, Europa no tiene más alternativa que cumplir con la decisión que acabamos de conocer.

El respeto a los acuerdos comerciales internacionales es necesario para el mantenimiento de un sistema de comercio justo y ordenado que genera grandes beneficios para todos. Si se permite que los Gobiernos y las empresas ignoren la normativa establecida, el libre comercio perderá apoyo y las medidas proteccionistas se verán fortalecidas. Esperamos que Airbus y los Gobiernos que la apoyan reconozcan la importancia global de este dictamen y que la actividad de esta empresa se rija exclusivamente por prácticas comerciales de auténtica competencia a nivel mundial.

Pedro Argüelles. Presidente de Boeing España

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