"Estamos abiertos a incorporar socios que aporten valor"
Estudió Económicas, hizo un máster en California, trabajó en filiales españolas de General Motors y en AT&T, hasta que fue reclamado por su familia para atender y modernizar la bodega del famoso Tío Pepe.
Es alto, de porte distinguido que complementa con atuendo estudiado, los gestos pausados y acompaña cada respuesta con una sonrisa inicial y una mirada al guión que lleva preparado. A Mauricio González-Gordon, jerezano, de 50 años, le han encomendado la tarea de ampliar el listón de una de las bodegas con más solera (este año cumplen 175 años), de España, González Byass.
Antes de incorporarse a la bodega trabajó para multinacionales. ¿Por qué le reclamó la familia?
Tenía experiencia en grandes compañías y me ofrecieron el control presupuestario de la bodega. Pasé dos años en Inglaterra y después ya me vine a Jerez. Ocupé distintas posiciones hasta que me confiaron la máxima responsabilidad. Desde un punto de vista familiar, convenía incorporar a miembros de la quinta generación de la familia, con experiencia y con conocimientos de empresa. Hoy día, la quinta generación está incorporada plenamente y ya hay miembros de la sexta generación en edad de trabajar.
¿Cómo llega una empresa a la quinta generación?
Con diálogo y sabiendo anticiparse a los problemas y a las dificultades, así como sabiendo buscar soluciones a las diferentes alternativas. Hay que tener claro cuál es el rol de la familia dentro de la empresa. Hoy somos bastantes más que hace unos años y se tiene que gestionar a través de un protocolo familiar y de unos estatutos. Tenemos que velar por las necesidades de los accionistas y procuramos que la relación con los jóvenes accionistas no sea fría.
¿Qué técnicas de gestión adquiridas en su estancia en las multinacionales ha aplicado?
Método y sistema. La vida dentro de una compañía es diferente cada día y es necesario gestionar con método. Hay que aplicar criterios racionales a la gestión, de manera que la empresa cuente con los mejores medios para afrontar la competitividad. Estamos en más de un centenar de mercados con nuestra gama de productos. La compañía ha evolucionado mucho desde el siglo XIX, cuando nuestros antepasados recorrían el mundo con los vinos de jerez y el brandy. Ahora todos los productos llegan a todos los rincones del mundo, la competencia es dura y hay que conocer a los consumidores y no fallar en el portfolio. Tenemos que atender el producto, el precio, la promoción y la presentación. Los consumidores son diferentes en cada mercado, pero la condición familiar de la compañía nos favorece porque somos flexibles, tomamos decisiones con rapidez y nos ponemos de acuerdo rápidamente.
¿El cliente ha cambiado mucho?
Es mucho más exigente porque tiene una gama más amplia de productos donde poder elegir. Tenemos que dar respuesta a las exigencias de los clientes aplicando nuestra experiencia y saber hacer, pero también evolucionando. González Byass se inició centrándose en Jerez y poco a poco ha ido extendiéndose a otras zonas, como Beronia, en Rioja; tenemos una bodega en el Penedés, otra en Castilla-La Mancha, en Arcos de la Frontera y en Aragón, donde hemos adquirido Viñas del Vero. Hemos hecho un esfuerzo en cuanto a la diversificación, también tenemos marcas premium, como la ginebra The London Nº 1.
¿Cómo atienden el mercado internacional?
Con esfuerzo comercial, y en países como Reino Unido y México tenemos un distribuidor propio, lo que nos permite ser más eficientes.
¿Esto es un signo de modernidad?
Es una exigencia y una adaptación al mercado. Tenemos que tener una gama más amplia de marca. En España hay casi 70 denominaciones de origen, se consume vino español. A los mercados internacionales llegan vinos de todos los orígenes y es muy difícil competir. Es una exigencia del mercado internacional y, a pesar de que González Byass está ligada en sus orígenes a Jerez, ahora producimos en siete orígenes diferentes, cada uno con su propia seña de identidad. No transmite lo mismo Tío Pepe que Beronia. González Byass es el paraguas, el garante de la calidad de los productos, que respeta la idiosincrasia y la individualidad de todas sus marcas.
¿Cómo se adaptan marcas y compañías relativamente jóvenes a una organización con solera?
La adaptación es mutua y respetamos la manera de hacer de las marcas. El caso de Viñas del Vero es un ejemplo de bodega moderna, y nosotros aportamos que llegue mejor a los mercados, recogemos toda nuestra experiencia positiva, de cultura y de gestión.
En los últimos tiempos ha habido proliferación de bodegas, ¿estamos ante una burbuja?
El negocio del vino es bonito y ha sucedido que mucha gente a la que le iba bien en otros sectores invertía en bodegas. Se trata de un sector atomizado, con mucha oferta, donde hacer un vino de calidad es difícil y donde es necesario desarrollar una comercialización de esos vinos. Lo que sucede es que ahora hay muchas bodegas en venta.
¿Han puesto la vista en alguna?
Siempre estamos atentos a la oportunidad que surge en el mercado y lo estudiamos con interés. Hay muchas bodegas con escaso recorrido comercial, donde es necesario hacer un enorme esfuerzo en el desarrollo de la marca. Estamos interesados en aquellas en las que podemos aportar valor comercial y que tengan recorrido. Estamos en un proceso de consolidación, con un buen portfolio de marcas y siempre abiertos a cualquier oportunidad que surja. González Byass tiene distribución y red comercial propia en Reino Unido y México, hemos abierto en Estados Unidos y China y, además, hemos fortalecido nuestro departamento comercial.
¿Han crecido en exportación?
Ha sido nuestra gran evolución, hemos pasado de exportar un 25% en 1998 a un 46% en 1009. Y en los vinos tranquilos de fuera de Jerez hemos pasado del 10% al 27% de volumen de negocio que mueve la compañía.
¿Qué mercados son estratégicos?
Aquellos donde tenemos distribución propia, y apostamos por mercados que crecen de manera significativa, como Rusia, Alemania, Brasil, India (que crece muy deprisa) y el sudeste asiático.
¿Qué valores sostienen la compañía?
La verdad es que el fundador de la empresa fue un emprendedor perseverante, muy atento a la innovación; le inquietaban los nuevos procesos, la manera de hacer las cosas, y supo elegir bien a sus equipos y mantuvo siempre un espíritu comercial fuerte. Estos valores se han ido transmitiendo a través de las generaciones y están muy arraigados. A esto añadimos la capacidad para adelantarnos a las necesidades de los clientes en cualquier mercado.
¿Han pensado en la salida a Bolsa como vía de financiación?
Por principio, no descartamos opciones para atender recursos adicionales con los que atender nuestra estrategia de expansión, pero casi siempre hemos tenido socios que han aportado el capital y los recursos de financiación que necesitábamos. Hemos tenido suerte cuando hemos tenido que atender determinadas cuestiones con los socios, como la capacidad de distribución con Byass u otros asuntos empresariales con Diageo. Estamos habituados a emprender acciones que nos aporten valor y, en este sentido, estamos abiertos a incorporar socios que nos ayuden en ese camino. Buscamos el complemento, también cuando adquirimos una marca.
¿Cómo compite el sector en el mercado internacional?
España es la primera superficie vitícola, el tercer exportador después de Francia e Italia, seguido de algún productor nuevo, pero existe una atomización de la oferta que hace que existan pocas marcas fuertes que compitan en igualdad de condiciones. Debido a la diversidad y a los diferentes orígenes es difícil mantener una imagen de calidad como país. No hay que hacer la carrera en solitario, sino que se requiere tener una imagen más unida, fuerte y sólida de España como productor de vino.
¿Cómo va 2010?
Empezamos a notar una recuperación en el consumo en los mercados internacionales, lo que nos permite tener un crecimiento en la facturación de la exportación del 12% con respecto a 2009. En España está siendo más duro que el año pasado, debido a las condiciones macroeconómicas y a las dificultades en la hostelería, que hacen que todo sea complicado. No se ve ninguna recuperación a corto plazo, lo que hay que hacer es trabajar duro para defender nuestra posición en el mercado.
En Jerez se separa la familia del negocio
Sobre las cualidades que ha de tener un bodeguero, asegura que son necesarias determinadas facultades sensoriales bien educadas. "En el sentido más amplio yo me incluyo, y también es necesario tener visión a largo plazo, estar enamorado de lo que se hace", afirma Mauricio González-Gordon, quien advierte no ser técnico pero sí catar con regularidad para "mantenerme cerca del negocio".Como gestor se ve pragmático, reflexivo, dialogante, "buscando siempre la implicación y la motivación de las personas y ofreciéndoles responsabilidad, ya que son palancas potentes para maximizar lo que cada uno somos capaces de aportar a un proyecto o a una organización". Asegura que en la relación entre las familias bodegueras jerezanas reina la cordialidad, "algunas están emparentadas, pero cuando salimos fuera somos competidores".