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Columna
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Francia y la crisis de deuda soberana

Puede que Francia no esté atrapada en una tercera ronda de contagio de la deuda soberana, pero el mercado está enviando una señal de aviso. Como debe ser. Francia es el único de los principales países europeos que no ha hecho nada significativo para arreglar su déficit presupuestario.

Los diferenciales de los bonos franceses casi se han duplicado desde principios de junio. En torno a 50 puntos básicos para el bono a 10 años, se mantienen en una zona de confort. Pero no hay duda de la tendencia.

Italia se ha movido, el Reino Unido está a punto y el plan de reducción del déficit de Alemania es serio. En este contexto destaca la falta de acción de Francia. Durante meses, el Gobierno francés ha tardado en anunciar la necesidad de ajustes presupuestarios y una cooperación más estrecha de la zona euro. Se ha limitado a reiterar que está considerando una congelación del gasto público en los próximos tres años. Hará poco para reducir un déficit que ascenderá al 8% del PIB este año, el segundo más alto entre los mayores países de la UE, después de Reino Unido.

Sarkozy ha decidido no hacer mucho. Incluso dijo a los franceses que la austeridad no está a la vuelta de la esquina. Algún tipo de reforma de las pensiones está en la agenda, con la posibilidad de incrementar la edad legal de la jubilación, actualmente en los 60. En cualquier caso, la reforma es a largo plazo, y Francia necesita hacer más y más rápido. Pero incluso si Sarkozy está dispuesto a recortar el gasto público, deberá enfrentarse a un serio problema de credibilidad.

Durante años los Gobiernos franceses se han comprometido a hacer algo sobre la deuda y los déficit y regularmente han fracasado. Cualquier plan de reducción del déficit tendrá que ser del tipo duro y audaz para impresionar a los mercados. Y cuanto más esperemos, más duro tendrá que ser.

Pierre Briançon

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