¿Y por qué no copiar?
Doce años al frente de una empresa de capital sueco en España, y otros tantos de viajes por diversos países, me han llevado a tomar apuntes de muchas buenas prácticas que, posiblemente, podrían ser incorporadas a las empresas españolas. Hace unas semanas, conocíamos los resultados del informe del Foro Económico Mundial, en el que de nuevo Suecia volvía a revalidar su primer puesto como la economía más competitiva de la UE. Sin duda, una buena ocasión para reflexionar sobre ese modelo productivo.
De Suecia llama la atención que se trata de un pequeño país (no más de 9 millones de habitantes, prácticamente la misma población que Portugal), pero con la mayor tasa de empresas industriales rentables y competitivas del mundo. De su modelo económico, lanzo algunas notas que incluso podríamos copiar. ¿Por qué no?
Alta inversión en tecnología e innovación. Suecia proporciona a los mercados tecnologías eficientes, lo que repercute directamente en una gran productividad interna y en un atractivo interés de sus productos. Políticas de empleo muy dinámicas vinculadas con su propio modelo económico. El fomento del espíritu empresarial entre los jóvenes es una constante en su sistema educativo. Y a esa cultura del emprendimiento se unen unos programas muy activos de acompañamiento en materia de formación y apoyo económico.
Alta capacidad de reflexión y análisis y un estilo de consenso en la toma de decisiones empresariales. En Suecia es muy común que las inversiones se estudien minuciosamente; pero una vez aprobadas, siempre miran al largo plazo.
Transparencia y ética en los negocios. El marco de trabajo se basa en la confianza y en la responsabilidad a todos los niveles, no en la fiscalización. Los sindicatos suelen formar parte del consejo de administración de las empresas.
Alta conciencia medioambiental y cívica de su población. Los suecos son muy respetuosos con lo ajeno y consideran que el medio ambiente es un patrimonio a preservar, del cual se pueden extraer recursos, pero asegurando la sostenibilidad.
Aún podría citar ejemplos de otros países que podrían servirnos de inspiración. De Asia siempre me ha sorprendido la altísima calidad de sus servicios hoteleros (algo que convendría copiar en un país donde el turismo supone más del 10% del PIB). De los países nórdicos, admiro además el sosiego de su población. Y también me sorprende la alta capacidad productiva de algunos países centroeuropeos, con jornadas laborales, reales, mucho más reducidas que en España. Finalmente, no me deja indiferente el patriotismo y espíritu de unidad de muchos países pequeños y grandes que han sido capaces de vender una marca-país como arma de competitividad.
Carlos Bernad. Presidente de la Cámara de Comercio Hispano-Sueca