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Viajes

Mauricio, una isla de relax

Un destino para el cuidado del cuerpo y la mente, y para la práctica de deportes

Isla Mauricio
Isla Mauricio

Dicen que Mauricio se asemeja al paraíso. Puede ser. Lo cierto es que nada más bajar del avión, y tras pasar 12 horas desde Londres en una placentera butaca de Air Mauritius, la primera impresión llega acompañada de una bocanada de brisa caliente que nos anuncia lo que nos espera. Por el equipaje que llevan otros viajeros, tablas de surf y palos de golf, se deduce que el lugar es apto para la práctica de este tipo de actividades. La isla se ubica en el suroeste del océano Índico, a 900 kilómetros de Madagascar y a casi 4.000 kilómetros de la India, tiene aproximadamente 1.250.000 habitantes, un pasado colonial holandés, francés y británico. Hablan tres idiomas: inglés (es la lengua oficial), francés y criollo mauriciano. Los kilómetros que distan del aeropuerto al hotel se entretienen con inmensas plantaciones de cañas de azucar y pequeños pueblos. En ellos destaca la sobrecargada decoración de los templos con el colorido de las casas, la mayoría de ellas con un andamio o a falta de una mano de pintura en la fachada (cuando finalizan la obra, han de pagar un impuesto).

La llegada al hotel Sugar Beach, remodelado en 2008 con una inversión de 22,5 millones de dólares que lo elevó a la categoría de cinco estrellas, impacta por su decoración colonial, las distintas tonalidades del agua del mar, el dorado de la arena o la generosa vegetación tropical dominada por centenarias palmeras. El recibimiento llega acompañado de un té frío de cardamomo, un almuerzo con carpaccio de pescado y ensalada, y un tratamiento anti jet lag en el spa Aura, gestionado por la empresa española, con sede en Alcoy (Alicante).

Es un atractivo más del lugar, ya que los tratamientos corporales en esta parte del mundo forman parte de la cultura. El espacio de relax dispone de un pequeño oasis, con fuentes de agua, plantas y camas de descanso, donde la evasión mental es total. El mundo se para en el instante en el que se traspasa, con la única compañía de un albornoz, el umbral del hammam, el mayor de la isla. Los tratamientos son a la carta, en función del nivel de estrés y de descongestión que necesite cada persona. Desde un exótico masaje con jabón negro, hasta un tratamiento facial japonés denominado kirei, inspirado en una técnica milenaria reservada tradicionalmente a la realeza, y que relaja cuerpo y mente; pasando por un envoltorio a base de especias o un ritual de nácar y seda.

Independiente desde 1968, pasó de ser una economía basada en la agricultura a una zona emergente

Tras el descanso, viene la actividad. Mauricio ofrece infinidad de posiblidades para el turista y los deportistas. Es un destino obligado para aquellos que quieren practicar golf. A poca distancia de Sugar Beach se encuentra Tamarina, uno de los campos de 18 hoyos más bellos del mundo, diseñado por el golfista Rodney Wright. La isla cuenta con ocho campos de 18 hoyos y varios de nueve hoyos.

Llegar a la capital Port Louis es tortuoso. En contra de lo que parece, nadie puede evitar el monumental atasco que se forma en la entrada de esta ciudad, que destaca por su puerto marítimo, con gran actividad comercial. Mauricio se independizó en 1968, y desde entonces su economía pasó a ser emergente: dejó atrás su pasado agricultor, aunque todavía la caña de azúcar representa el 25% de las exportaciones, y desarrolló una industria basada en el turismo y en la atracción de empresas dedicadas al comercio con la India y África del Sur. Se ha convertido en un cruce de caminos. Tampoco se debe dejar de visitar el Jardín Botánico, donde se pueden contemplar hermosos ejemplares de nenúfares gigantes. Y como experiencia única, conviene darse un madrugón para ver amanecer y darse el primer chapuzón en alta mar en compañía de unos simpáticos delfines.

Guía para el viajero

Cómo ir. Air Mauritius vuela desde Londres y París a la isla. Los vuelos diarios desde estas ciudades son de unas 12 horas. Más información de precios y horarios en www.airmauritius.comDónde dormir. El Hotel Sugar Beach, un espacio con edificios inspirados en el estilo de las plantaciones de antaño, con un cierto aire colonial francés. Las habitaciones son confortables, con camas king-size, en tonos verdes y beige. Cuenta con estancias adaptadas para niños. Las habitaciones de la zona de la piscina están reservadas exclusivamente para familias. Cuenta con el spa Aura, gimnasio y varios restaurantes y zona de copas. www.sugarbeachresort.comDónde comer. La gastronomía es otro de los atractivos del lugar. Cualquier restaurante ofrece frescos pescados, verduras y frutas tropicales. El vino es bueno, procede de Sudáfrica.Qué comprar. El mercado Central de Port Louis es el lugar para hacer las compras: especias, té, cestos de mimbre, bordados y sombreros. También son típicas las joyas de piedras, las gominolas de frutas, el ron agrícola y las prendas de cashmere.

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