'Networking' entre antiguos alumnos, un recurso eficaz
Las escuelas generan una gran fuente de contactos, también tras la graduación.
Qué justifica los altos precios de los MBA de las escuelas de negocios? No cabe duda de que la enseñanza corre a cargo de profesores de altísimo nivel y que el programa docente es riguroso, ambicioso y exhaustivo. Pero a nadie se le escapa un aspecto clave: buena parte de lo que se paga tiene que ver con la progresión en la carrera profesional de los estudiantes, con las puertas que abre, aunque no de forma contractual, el título en sí mismo.
A las escuelas de más renombre no les suelen faltar empresas interesadas por sus alumnos, que los empiezan a tentar aun antes de que se gradúen. De hecho, todas tienen su propia bolsa de trabajo y sus servicios de selección de los perfiles más adecuados para cada puesto en concreto.
Pero eso no es todo. Igual que un fumador que deje el vicio siempre será un ex fumador, los antiguos alumnos no cortan su cordón umbilical con la escuela de negocios en la que se formaron. Y es que los beneficios son muchos, tanto para éstos como para las propias escuelas. Los centros se ocupan de organizar cantidad de eventos, de lo más general a lo más específico, que puedan interesar a los profesionales para aumentar sus conocimientos y relacionarse con gente afín. Las escuelas, por su parte, consiguen que el networking, ya sea formal o informal, que se desarrolla en torno a dichos eventos suponga una oportunidad de mejora en la carrera y/o empleabilidad de sus estudiantes y ex estudiantes.
"Nosotros empezamos a gestionar la carrera de los alumnos desde el mismo momento en que empiezan el curso", afirma Margarita Alonso, directora general de Alumni y Carreras de IE Business School. "Entendemos que cuando alguien se pone a estudiar un máster es que quiere aumentar su empleabilidad. Vienen a desarrollar sus conocimientos, pero también a expandir su red de contactos".
Bajo esta premisa, común en este tipo de instituciones, los centros confeccionan una serie de actividades y puntos de reunión, que van desde conferencias sectoriales a eventos para reunir a ciertas promociones, pasando por encuentros más informales montados, por ejemplo, en torno a alguna afición común en el grupo (vela, golf, etcétera).
"Lo que no hacemos con los alumnos es buscarles trabajo: les damos las herramientas para que puedan estructurar su carrera profesional", subraya Xavier Sánchez, director de la Asociación de Antiguos Alumnos de Esade. æpermil;stas, igual que en el resto de centros, van desde la prestación de servicios de recruiters y coaching a la facilitación sin coste de asesores jurídicos, clases de preparación de entrevistas de trabajo en inglés o a nociones de comunicación no verbal.
Otra de las dimensiones que fomentan las escuelas de negocios son las conferencias para actualizar o ampliar conocimientos. Eventos que muchas veces se pueden seguir online, alcanzando cifras como las 3.000 personas conectadas a la Global Alumni Reunion celebrada por IESE hace tres años.
Estas actividades se añaden a las diseñadas puramente para fomentar la relación entre antiguos alumnos, en los que los intercambios de tarjetas e incluso las ofertas de trabajo entre copas de vino y canapés no son raras de ver.
Las cifras en las que se mueven, además, no dejan de impulsar este tipo de servicio. Con unas comunidades de ex estudiantes que oscilan entre los 30.000 y 40.000 individuos, las posibilidades de interacción son enormes. En este sentido, la labor de las escuelas es propiciar que eso suceda a través, por ejemplo, de encuentros estructurados en torno a conferencias tan específicas que interesen a un perfil muy concreto de profesionales.
En IESE, por ejemplo, celebraron el mes octubre pasado el 25 aniversario del club del sector de automoción, evento que reúne desde hace un cuarto de siglo a aquellos cuya carrera gira en torno a las cuatro ruedas.
"Tenemos también una plataforma potente para iniciar negocios que se extiende más allá de los antiguos alumnos, ya que da entrada a inversores de fuera de la institución", comenta Mireia Rius, directora de Alumni de la escuela de negocios. "Para acceder a nuestros programas hay que pasar una serie de filtros, pero la gran participación que registramos asegura siempre que tanto empleadores como empleados queden satisfechos".
Una práctica en auge
æpermil;sa es otra de las tendencias: cada vez son más los que se deciden a tirar de los contactos de su escuela de negocios no sólo para mejorar su carrera, sino también para poner en marcha sus propios negocios. Efectivamente, sólo en Esade gestionaron en pasado año hasta 3.100 ofertas de trabajo en todo el mundo. "Aquí hay que tener en cuenta que tenemos 40.000 ex estudiantes procedentes de 110 países", añade Sánchez.
Y eso apunta otra de las características del networking entre alumni: su dispersión geográfica. Así, casi todos los países europeos, muchos americanos y varios otros cuentan con una especie de delegación o club de encuentro para los ex estudiantes de cada escuela.
Volviendo a la creciente importancia que están adquiriendo los eventos de este tipo, para Sánchez se explica en gran parte por los rigores de la actual coyuntura económica. Pero también hay otras razones. Una de las más evidentes es, en opinión de Alonso, que "desde el punto de vista del reclutamiento, siempre es más fácil recurrir a tu escuela de negocios porque sabes qué perfiles y cualidades encontrarás entre los estudiantes".
"Los antiguos alumnos lo son de por vida", sentencia Alonso, de IE. Ciertamente, se involucren o no de manera activa en las distintas actividades, los antiguos estudiantes seguirán recibiendo convocatorias y newsletters -a no ser que especifiquen que no quieren saber nada de ello-. Y quién sabe, quizá hasta el más escéptico acabe un día recurriendo a las asociaciones de alumni para dar ese paso tan decisivo en su carrera.
Proyectos: Una manera de encontrar el socio con el perfil e intereses ideales
Bernhard Niesner, de 31 años, estudió en el IE en 2007. Hombre de empresariales, el austriaco conoció al suizo Adrian Hilti, de 36, también alumno de la escuela de negocios, en unos de los programas de conferencias sectoriales, en este caso de negocios online.A diferencia de Bernhard, Adrian venía del mundo de la informática y tenía una alta formación en programación. Conectaron bien y se pusieron a hablar de negocios aún sin explotar en internet. De ahí surgió la idea que se acabaría convirtiendo primero en su proyecto de fin de carrera y luego, en 2008, en una empresa real.Se trata de Busuu (www.busuu.com), una comunidad virtual gratuita para aprender idiomas (inglés, francés, alemán, español, portugués e italiano) y ponerse en contacto con nativos. Con una interfaz muy parecida a la de Facebook y un funcionamiento fácil e intuitivo, el sitio web ha recibido varios premios.Y además ha resultado ser un éxito: dos años después ya cuentan con 500.000 usuarios, a los que se les añaden entre 3.000 y 5.000 semanalmente."El IE te permite estar en contacto con gente de distintos perfiles", comenta en un perfecto castellano Bernhard. "Si no fuera por eso, yo no habría conocido a mi socio, ya que todos mis compañeros de clase tenían una formación bastante similar a la mía".Y no sólo eso: en su caso también les ayudó a difundir su idea, algo clave para todo negocio que empieza, especialmente si no tiene un gran presupuesto a dedicar en marketing. "Al haber conocido en un año a 300 personas de todo el globo, que además tienen buenos contactos con el mundo de la empresa, pudimos extendernos muy rápidamente. Y eso no tiene precio".Tanto es así, recuerda, que consiguieron un contrato con una universidad colombiana gracias a la boda de un compañero del MBA. Una prueba más de que nunca hay que desdeñar ningún tipo de contacto: algún día puede abrir puertas.