BP, en aguas calientes
Los tragicómicos esfuerzos de BP minan la credibilidad de la perforación en aguas profundas. Cada pelícano muerto que aparece flotando en las costas de Luisiana aumenta el riesgo de que el Gobierno tome medidas drásticas. Pero los petroleros y los contribuyentes deben esperar que el Tío Sam no sea demasiado duro.
Las declaraciones del secretario del Interior Ken Salazar, quien afirmó tener una bota sobre el cuello de BP, señalan una creciente impaciencia con el gigante del petróleo. Los inversores están cada vez más preocupados de que el Gobierno apriete finalmente no sólo a BP sino a toda la industria. Tienen buenas razones para estar nerviosos.
La improvisación de BP ha revelado que las petroleras tienen poca idea de cómo contener rápidamente una fuga a tales profundidades. Si los últimos esfuerzos fallan, puede que el flujo no se detenga hasta agosto. Y cada día que pasa crece la presión para imponer mayores límites a la perforación frente a las costas de EE UU. Esto crearía una larga lista de bajas, empezando por los competidores de BP. Los propietarios de las plataformas también recibirían un duro golpe. Desde el incendio en el Deepwater Horizon el 21 de abril, las acciones de Noble Corp y Ensco se han situado por debajo del el índice S & P 500 con un 14 y un 8% respectivamente.
Un escenario con restricciones draconianas sobre la perforación no es todavía lo más probable. Eso supondría entorpecer la cruzada por la independencia energética. Se cree que alrededor del 60% de los recursos petroleros sin explotar están en el mar, según Minerals Management Service, y los pozos en aguas poco profundas se agotan rápidamente. Por otro lado, las regalías y los honorarios proporcionaron también unos 6.000 millones de dólares a las empobrecidas arcas del Gobierno el año pasado.
Pero los legisladores están con espíritu combativo. Si el Congreso considera desplegar el imperio de la ley hasta sus límites con carácter retroactivo incrementando el tope de responsabilidad de BP en más de 100 veces, entonces es difícil descartar nada. Cualquier placer malicioso que puedan experimentar los competidores de BP debería de ser matizado con sus propias preocupaciones. Ellos también podrían convertirse en víctimas de la misma reacción violenta.
Cristopher Swann