Deuda local: radiografía de un despropósito
El derroche de las administraciones territoriales inspirado en ese desafortunado pseudo principio de "haz todo lo que debas y debe todo lo que hagas" ha sido recientemente amonestado por Europa con el aviso de volver al rigor presupuestario. La aparente simplicidad de dicha frase no anula su perversidad: ignora principios como el de la escasez de recursos o el de austeridad, a la par que contribuye a agudizar la miopía que solemos padecer los ciudadanos derivada de nuestra incapacidad para identificar deuda presente con impuestos futuros.
La idea no es original. La teoría de la ilusión financiera de Puviani explica cómo los gobernantes suelen emitir ilusiones financieras que ocultan a los gobernados la verdadera carga tributaria utilizando argucias. El endeudamiento es una de ellas.
La mejor terapia para evitar dichas ilusiones es ofrecer al ciudadano datos y argumentos que fortalezcan su capacidad de decisión. A tal efecto, y dado que la afirmación trataba de avalar las decisiones sobre las cuentas públicas de los ayuntamientos, relacioné la evolución de la deuda financiera de los dos últimos años con las decisiones municipales tomadas desde las últimas elecciones sobre el tipo impositivo del impuesto de mayor potencialidad recaudatoria, el IBI. Los resultados son:
l A) Aproximadamente un tercio de los ayuntamientos (3.030) no presentó deuda en 2009. Mayoritariamente se corresponden con entidades pequeñas y pueden distinguirse entre los que reinciden en no presentar deuda en 2008 (2.846) y los que la amortizaron íntegramente (184). Respecto a estos últimos su estructura política es la siguiente: los gobernados por el PP amortizaron 2,8 millones de euros; los gobernados por el PSOE amortizaron 2,4; y los 45 restantes, de otros partidos, amortizaron 1,6.
l B) En el año 2009 debutan 285 ayuntamientos (3,5%) que no tenían deuda en el ejercicio anterior con un importe de 90,2 millones de euros. De ellos, 111 los gobierna el PP con una deuda de 58,9 millones; 106 gobernados por el PSOE con 12,6 millones; y 68 por otros partidos con 18,6. Si analizamos el índice de potencialidad tributaria de este impuesto, entendido como el ratio entre el tipo efectivo medio aplicado y el máximo aplicable, observamos que para los dos grupos anteriores era inferior al 50%.
l C) En el año 2009 y a pesar de mantener deuda, 2.538 ayuntamientos (31,3%) amortizaron parcialmente la misma por un importe de 430,9 millones. Los gobernados por el PP amortizaron 122,2 millones; los del PSOE amortizaron 180,6 millones; y los referidos a otros partidos amortizaron 128. Sólo el 20% de ellos incrementó el IBI con un incremento medio ligeramente aproximado.
l D) Mantuvieron el mismo importe de deuda 102 ayuntamientos (1,3%). Respecto al IBI sólo lo subieron el 14,7% de ellos, cuyos incrementos medios referidos al PP, PSOE y otros partidos fueron respectivamente: 51,0%; 22,1%; y 9,0%.
l E) Incrementaron la deuda 2.157 ayuntamientos (26,6%) por un importe de 3.306,9 millones. Los gobernados por el PP incrementaron 1.315,0 millones; los del PSOE, 1.373,4 millones; y los de otros partidos incrementaron 618,4 millones. El IBI lo subieron el 27% con un incremento medio ligeramente aproximado. Este grupo incluye a la mayoría de los de más de 50.000 habitantes y, pese a generar una deuda considerable, mantiene un índice de potencialidad tributaria ligeramente superior al 50%.
Conclusiones:
l 1) La deuda financiera generada por los ayuntamientos en 2009 representa el 60% del ahorro del Estado previsto para 2010.
l 2) La ideología política en el ámbito local no parece ser un elemento diferenciador ni en los excesos ni en la aplicación de políticas tributarias.
l 3) Los índices de potencialidad tributaria relativamente bajos informan de una contención de tipos impositivos que sólo puede explicarse por el temor de los gobernantes a recibir el castigo de sus conciudadanos. Preferir pérdida recaudatoria a rechazo social confirma unanimidad en el diagnóstico: aguantar hasta que paguen otros.
l 4) La Ley Reguladora de las Haciendas Locales es sensiblemente mejorable, sobre todo desde la última reforma del IAE, pero no es el problema. Existen instrumentos fiscales que coadyuvan a la suficiencia financiera, lo que falta es coraje para utilizarlos, racionalidad y buena gestión.
l 5) Las futuras reformas deberían ir por la vía de dotar de capacidades técnicas y de implementar controles eficaces, no de potenciar la autonomía política.
Rafael Martín. Profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos