El valor de la industria
El sector industrial cumple en España una importante función en la diversificación de la economía, la generación de empleo y como motor para la implantación de servicios, y es, además, un factor relevante para el desarrollo tecnológico. El entorno de crisis en el que se encuentra inmersa España ha afectado de manera muy notable a la industria manufacturera. A pesar de su fortaleza y de sus niveles de crecimiento hasta 2007, factores como las deslocalizaciones, la falta de competitividad o el cambio de modelo productivo han profundizado aún más en la herida que está dejando el paso de la crisis por España. Las grandes economías mundiales ya perciben síntomas de recuperación. Sin embargo, en España, Grecia e Irlanda continúa descendiendo la producción, y las contracciones de la economía añaden más incertidumbre frente a un posible escenario de recuperación.
Según un último análisis llevado a cabo desde Deloitte, la mayoría de los directivos de las principales compañías de fabricación de España estima que la recuperación no comenzará hasta 2011. Ante este panorama, existe la opinión generalizada de que facilitar el acceso a la financiación sería la medida más adecuada para la recuperación del sector. Adicionalmente, debemos considerar que nos estamos enfrentando a unos niveles de paro desconocidos en los países desarrollados, con los consiguientes desplomes de índices de confianza de los consumidores y en un entorno de gran desconfianza en los mercados financieros, por lo que la lista de medidas a adoptar debería articularse alrededor de los atributos básicos de valor de la industria: los clientes y las tecnologías avanzadas de soporte.
Desde las compañías se trata de buscar una salida a la crisis a partir del desarrollo de nuevos productos, servicios o mercados y la reducción de costes. Si la austeridad en el coste es necesaria, no es menos crítico asegurar la satisfacción de los clientes. Resulta fundamental ser creativos en la manera de potenciar los factores de éxito con la vista puesta en la rentabilidad, pero especialmente en el sostenimiento y el fortalecimiento de la industria. Es tiempo de soluciones innovadoras que maximicen los ingresos y la percepción de valor del cliente y que eviten el deterioro de la imagen de la industria.
Nuevas iniciativas comerciales, no necesariamente a través de la reducción del precio, sino tal vez aumentando la percepción de valor por el cliente, exploración de nuevos canales de venta, redefinición y ampliación de servicios críticos, etc., son alternativas a estudiar en busca de un mayor ingreso que se traduzca en un mayor beneficio para la industria.
Francisco Fernández. Socio de Deloitte