Ajuste y crecimiento
El Gobierno ya ha presentado su propuesta de ajuste para llegar a un déficit máximo del 6% en dos años y continuar con el objetivo del 3% en 2013. Si se quiere llegar a ese objetivo la tarea es imprescindible, aunque afecta a los objetivos de crecimiento, y precisamente por ello puede significar un nuevo obstáculo, puesto que está demostrado que la simple subida de impuestos no implica aumento de la recaudación si la mejora de la actividad económica no acompaña.
"Para conocer el efecto de las medidas deberemos esperar aún algún tiempo, así como otras de carácter fiscal que podrían adoptarse pronto y que ya están anunciadas, aunque en un ambiente algo contradictorio. Ahora que tantos elementos sustanciales de la Unión Monetaria están en discusión, podría ser el momento de avanzar en una homologación fiscal aconsejable en el marco europeo.
Se ha optado por las medidas con mayor visualización, son recetas clásicas con eficacia inmediata en el gasto: recorte de salarios públicos, congelación de pensiones y reducción de apoyos sociales, como el fomento de la natalidad. La mayoría de la opinión pública sigue pensando que los verdaderos culpables se van de rositas, ocultos bajo los fantasmagóricos objetivos del G-20 que más que un club de Estados, parece simple turismo político.
Al menos, aunque habrá que seguir muy de cerca la implantación de las medidas, se salvan los grandes objetivos en la puesta en marcha de programas que ayuden a renovar nuestra estructura productiva, así como la financiación pública comprometida en las últimas semanas para las más pequeñas empresas. Hoy fomentar los nuevos emprendimientos es objetivo esencial para la expansión del empleo. Los datos en el ámbito del trabajo autónomo comienzan a mejorar y ésta es una circunstancia que históricamente anuncia mejoras también en el empleo general.
Sólo con nuevas iniciativas económicas en ámbitos emergentes podremos compensar la caída del crecimiento que los recortes y las congelaciones, unidas a la subida del IVA a partir de julio, van a producir por el efecto negativo en la demanda interna y en la venta de bienes y servicios.
A pesar de que se ha salvado la nueva línea de crédito del ICO de hasta 200.000 euros, con gestión propia y garantía íntegra, sin embargo la gran incógnita de toda la crisis es saber cuándo retornará la fluidez del crédito privado y en qué condiciones. Ni fondos especiales de la UE, ni los más salvajes recortes para reducir el déficit parecen servir para nada en esta materia.
Los protocolos de riesgo de los bancos y cajas son insalvables para la gran mayoría de las pequeñas empresas, el poco crédito que llega cada vez es más caro.
Sebastián Reyna Fernández. Secretario general de UPTA España