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El negocio del fútbol

El encuentro reñido entre victorias y beneficios

El llamado 'deporte rey' es un negocio deficitario. En la mayor parte de los casos, el coste de los fichajes pesa como una losa en la cuenta de resultados de los clubes

El encuentro reñido entre victorias y beneficios
El encuentro reñido entre victorias y beneficiosREUTERS
Guillermo Sánchez Vega / Carlos Gómez Abajo

Si usted es de los que siguen con atención la actualidad empresarial, quizás haya oído hablar de Mecalux. Esta empresa radicada en Barcelona se dedica al diseño, fabricación y comercialización de estanterías metálicas y almacenes automáticos, entre otros productos. Puede no ser un objeto social que genere expectación, pero reportó a la compañía una facturación de 402 millones de euros en 2009. Estas cifras sitúan a Mecalux en mitad de la tabla dentro del mercado continuo, a años luz de los 56.731 millones que ingresó Telefónica.

Es posible que no haya oído hablar de José Luis Carrillo, su presidente. Y es que la operativa de la compañía catalana no atrae a audiencias millonarias, ni cuenta con peñas de aficionados repartidas por todo el mundo, y la gente -por lo general- no se gasta 70 euros en una camiseta con el nombre de uno de sus empleados a la espalda. Y a pesar de su escasa repercusión social, Mecalux factura lo mismo que el Real Madrid, el club de fútbol que más factura, una institución mundialmente conocida, cuyos partidos se siguen en todo el mundo y cuyas noticias son tema de conversación preferente y el plato principal del que se nutren cada día dos periódicos. Es decir, el club más rico apenas iguala a una empresa de mitad de tabla de la Bolsa española.

Stefan Szymanski y Simon Kuper, coautores del libro El fútbol es así van incluso más allá y aseguran que este deporte no sólo es un mal negocio, sino que cabría preguntarse si realmente puede considerarse un negocio. En su libro, afirman que ganar partidos y obtener beneficios suelen ser dos objetivos incompatibles.

El dinero de las TV no ha enriquecido a los clubes, sino a los agentes y jugadores

Aunque hay economistas que les contradicen. "El fútbol es un pésimo negocio", admite el profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona, José María Gay de Liébana. "Pero puede ser y tiene que ser un negocio con superávit", sentencia. "Me niego a pensar que para conseguir éxitos deportivos has de perder dinero", asegura por su parte Sandalio Gómez, director del Center for Sport Business Management de la escuela de negocios IESE. "La actividad económica ha de soportar a la deportiva".

Es decir, nadie exige a los clubes que den pingües beneficios, pero sí que desarrollen su actividad de forma sostenible y permitan reinvertir en el negocio. El fútbol, sin embargo, es una actividad estructuralmente deficitaria. Los diez mayores equipos del continente registraron unas pérdidas de explotación por encima de los 200 millones en la temporada 2008/2009, la última de la que hay datos homogéneos, aunque limitaron las pérdidas netas a 80 millones. La deuda acumulada superó los 4.400 millones.

En España se repite esta misma situación, con unos clubes que se embarcan en una vorágine de fichajes y sueldos altos que les llevan a un resultado de explotación negativo de 239,16 millones y un endeudamiento final que supera los 3.500 millones en la campaña 2007/2008. Fichar y pagar a los jugadores se lleva la mayor parte. El top 10 europeo se gasta en salarios y amortizaciones de jugadores el 72,8% de lo que ingresa. El Chelsea, incluso, gasta más en este concepto de lo que factura.

"Sólo hay una solución", sostiene Gay de Liébana. "Gastar menos de lo que se ingresa". Kuper y Szymanski tienen un punto de vista más extremo. "Todo aquel que pusiera la mira en obtener los máximos rendimientos acabaría descendiendo de división, porque no gastaría lo suficiente en fichar a buenos jugadores". Así, según sus cálculos basados en modelos estadísticos, si el FC Barcelona pretende maximizar los beneficios económicos, tendrá que aspirar a finalizar en la posición 15. El Real Madrid, en la 17. Otros equipos como el Athletic de Bilbao o el Villarreal deberían contentarse con la Segunda División. Ciertamente impensable. Szymanski, junto con el economista Pero García del Barrio, de la Universidad Internacional de Cataluña, llevan más allá esta reflexión, e incluso hablan de un "trueque" en el negocio del fútbol: "Si los equipos quieren alcanzar la gloria tendrán que olvidarse de maximizar los beneficios; si quieren obtener el máximo rendimiento, tendrán que olvidarse de alcanzar la gloria".

Gay de Liébana apunta un caso español que apoya esta teoría, el Numancia. El club soriano registra superávit de explotación. Para ello, sin embargo, ha de aplicar una prudencia en los salarios y en las contrataciones que le ha llevado a militar en Segunda.

Pero hay excepciones, como el Manchester United, el verdadero ejemplo a seguir, que conjuga éxito deportivo y económico, además del Bayern Múnich y el Arsenal.

El Chelsea, por contra, es un ejemplo de pésima gestión. A finales de 2008 tenía un patrimonio negativo de 396,4 millones, lo que obligó a su propietario, Roman Abramovich, a desembolsar más dinero para equilibrar el balance. El equipo inglés tiene suerte de tener un propietario inmensamente rico, al igual que el Inter, otro caos financiero. Otros no tienen la misma fortuna. En la búsqueda por ser competitivos, las entidades se suelen gastar lo que no tienen, y han de recurrir a la deuda, lo que deja a las entidades con un bajo nivel de capitalización.

Puede haber victorias más baratas que otras. Joan Oliver, director general del FC Barcelona, asegura que el coste de la plantilla que ganó al Manchester United la final de la Liga de Campeones en 2009 ascendía a 70 millones por la profusión de canteranos en la alineación. Claro que uno de esos canteranos, Messi, es el jugador mejor pagado del mundo.

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, también primer ejecutivo de la compañía de servicios ACS, ha implantado durante sus dos mandatos una agresiva política de fichajes que ha servido de reclamo para que la facturación se haya incrementado desde los 192,6 millones en 2002/2003 hasta los 401,4 millones de la 08/09, además de haber incrementado la financiación a través del marketing. Claro que, por otra parte, esta política de expansión ha provocado a su vez que el club registre una deuda de 683,3 millones, 334,7 millones de los cuales son a corto plazo. El Barça también tiene problemas en este sentido, con una deuda total de 489,3 millones, y 359,9 millones a corto plazo. Estos dos equipos, en todo caso, cuentan con un gran apoyo popular, por lo que su supervivencia no corre peligro.

Sandalio Gómez cree que los clubes pecan de escasa planificación en los fichajes y no tienen en cuenta otros aspectos como los financieros. Su futuro pasa por la profesionalización, explica. Y no sólo "de la gerencia hacia abajo", sino también en los consejos de administración, "donde se toman las decisiones importantes".

Tanto es así, que Kuper y Szymanski ven en la industria del balón una suerte de "escalada armamentística" en la que las sociedades se ven obligadas a gastar por encima de sus posibilidades para mantener la competencia con sus vecinos. Por ello, el mercado de traspasos y el salarial están "absolutamente desquiciados", en palabras de Gómez.

Gay de Liébana va más allá, y alerta de la existencia de una burbuja como la que ha afectado al mercado inmobiliario y que puede dañar aún más las cuentas. "Hemos entrado en el juego de los activos tóxicos". Este juego llevó a los clubes de las grandes ligas europeas a registrar un déficit de casi 2.000 millones en los traspasos de jugadores entre 2005 y 2009, según el Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES). Ninguno de los diez grandes equipos europeos ha logrado cerrar un resultado positivo.

La inflación de los fichajes y los salarios comenzó con la llegada masiva del negocio televisivo, a mediados de los años noventa. No obstante, este dinero que ha inundado a las entidades futbolísticas no ha servido para enriquecer a los clubes a través de inversiones en inmovilizado como estadios más grandes o actividades relacionadas que diversifiquen las vías de financiación. La mayor parte de este dinero ha ido a parar a los bolsillos de los jugadores y agentes, que han sido, verdaderamente, los que han hecho negocio con el balón.

Los equipos pierden atractivo en la Bolsa

Los inversores en Bolsa ya han comprobado de sobra que un club de fútbol no es la mejor apuesta si lo que se quiere es ganar dinero. Han pasado ya cinco años desde que el Manchester United dejó de cotizar en Bolsa. La compraventa de clubes es ahora cosa de multimillonarios con afición al fútbol y sin miedo a perderlo.El índice Stoxx Europe Football, que agrupa a los 24 equipos europeos que cotizan en Bolsa, ha caído en los últimos 12 meses un 4,5%, frente al 24% que ha subido el Stoxx Europe 600. Entre sus integrantes hay sólo dos clubes de los 11 más potentes: Juventus y Roma. En ambos casos su evolución a largo plazo ha sido descendente, con gran volatilidad asociada a los resultados deportivos.Ni siquiera el Olympique de Lyon, que consigue compaginar un gran rendimiento deportivo con una buena situación económica, ha logrado tener éxito en Bolsa. La crisis financiera de 2008 provocó que se desplomara desde los 20 euros por acción hasta una banda entre los 7 y 10 euros, en la que se mueve desde entonces.

La Liga Europa impulsa al Atleti

El primer título europeo del Atlético de Madrid en 48 años aportará al club numerosos beneficios económicos, tanto a corto como a largo plazo. Para empezar, la entidad rojiblanca ingresará unos 13,5 millones de euros por ganar la Liga Europa y por su participación en los distintos tramos del torneo y por la primera fase de la Liga de Campeones, según estimaciones propias.Estos premios, no obstante, no son todos los que va a obtener el club por su éxito europeo. Según Pedro Parada, profesor de Estrategia de Esade, ganar un campeonato relevante aporta cuatro fuentes de ingresos. En primer lugar, se produce un alza de la venta de merchandising (como camisetas y productos oficiales). Además, suben los ingresos multimedia, donde se incluyen los contratos televisivos), ya que un equipo campeón ve incrementado su caché. Además, aporta fortaleza para negociar contratos de patrocinio con los sponsor. Por último, el equipo gana en atractivo para fichar a cracks que atraigan la atención de medios de comunicación y aficionados, lo que supondrá más ingresos."Ganar la copa en Hamburgo supone una oportunidad excelente para promover el club en la escena internacional y ganar más seguidores a nivel europeo", según Mario Oliveto, director general para España y Latinoamérica de Sport+Markt. En opinión de la consultora especializada, el nueve veces campeón de la Liga ya cuenta con una base de 70.000 aficionados en Europa. Su triunfo hará que esta cifra aumente, "acercándose a la marca del millón de fans en España y en Europa".Otra compañía beneficiada por el éxito colchonero será Seat, patrocinador exclusivo de la Liga Europa hasta 2012.

La cifra

3.500 millones de euros era la deuda total que soportaban los clubes de la Liga BBVA, la Primera División española, en la temporada 2007/2008.

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