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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los sindicatos deben ser responsables

El tijeretazo al gasto público presentado el jueves ante el Congreso por el presidente del Gobierno para combatir el déficit, que en breve tendrá el plácet del Consejo de Ministros, contiene recortes en la política social impensables hace sólo unos meses. Su impacto sobre los empleados públicos, con un recorte salarial inédito en la historia de la democracia, y sobre los pensionistas, se extiende a más de ocho millones de ciudadanos, que es lo mismo que decir de votos. Este simple cálculo da idea del riesgo político que se ha visto obligado a asumir Rodríguez Zapatero en términos electorales. Pero expresa a la vez el crítico equilibrio de la economía española y la urgencia de cirugía mayor.

En el ideario sindical más tradicional, un recorte del gasto como el que Zapatero va a poner en marcha se consideraría una provocación y motivo suficiente para echarse al monte. CC OO y UGT, las dos centrales que lideran la representación laboral, han dado un ejemplo de responsabilidad en la década y media de bonanza económica consolidando la moderación salarial, y priorizando el empleo sobre su remuneración. En estos dos años de crisis no han mantenido el ejemplo, y sólo hace unos meses han formado un compromiso de moderación salarial que llega muy tarde. Pero aún están a tiempo de corregir sus equivocaciones si encajan ahora un ajuste que la mayoría de la sociedad entiende necesario, y mantienen una apuesta decidida por el diálogo para consolidar una recuperación económica que apenas se ha iniciado. Cometerán un error histórico si rompen la baraja ahora, cuando la responsabilidad es más necesaria que nunca. Un paro en la función pública como el convocado ayer es casi un movimiento de oficio en el manual del buen sindicalista, especialmente cuando no ha mediado ni negociación. Pero las ulteriores movilizaciones, pendientes del periodo de reflexión que han abierto las centrales, deberían quedarse para tiempos en los que tengan una justificación real.

Además de hacer acopio de responsabilidad, los sindicatos deben medir muy bien sus fuerzas si optan por medidas extremas. Por un lado, un buen número de ciudadanos se pregunta -sin que esto signifique "linchamiento moral" alguno como erróneamente interpretan los líderes de UGT y CC OO- por qué los funcionarios no van a asumir su parte en el ajuste que ya viene sufriendo hace muchos trimestres el resto de trabajadores, con sacrificios de derechos y recortes de salarios incluidos, cuando no yendo directamente a la cola del paro. Pero los sindicatos, además, son también responsables por haber prolongado meses y meses la negociación sobre una reforma laboral imprescindible para evitar no sólo la sangría del empleo, sino el propio déficit. Si quieren evitar daños adicionales, deben negociar y propiciar una reforma laboral efectiva y no efectista.

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