CAM renuncia a liderar una unión y se conforma con la obra social
Tras el desaire de Cajamurcia, Caja Mediterráneo (CAM) se ha quedado sola. La caja que preside Modesto Crespo busca con quién fusionarse ante la presión del Banco de España. Sus condiciones se han suavizado bastante.
El consejo de administración de Caja Mediterráneo (CAM) se reunió ayer con la sensación de que el encuentro ya no tenía sentido. Convocado la semana pasada con una urgencia que se trató de matizar asegurando que se trataba de una reunión ordinaria, la reunión tenía como objetivo real dar el pistoletazo de salida a la fusión con Cajamurcia. Sin embargo, tras dos días de intensas negociaciones y hasta un principio de acuerdo, la negativa de la caja que preside Carlos Egea supuso a un varapalo para la entidad con sede en Alicante.
CAM mantuvo la convocatoria del consejo, tras el cual lanzó un comunicado en el que, sin hacer ninguna referencia a las negociaciones con Cajamurcia, fija los objetivos que tendría que cumplir cualquier operación en la que participara. Frente a discursos anteriores, CAM ya no hace referencia a una condición que en otros momentos consideraba esencial, la de liderar la operación de reestructuración del sector en la que participe.
"Cualquier operación debe garantizar un avance cualitativo y cuantitativo para la capacidad competitiva de CAM, por lo que deberá responder a un racional económico, mejorar la capacidad comercial y potenciar el acceso preferente a la financiación de los mercados mayoristas", explicó en el comunicado. Sobre uno de los aspectos clave, el del mantenimiento de la sede operativa en Alicante, no hay ninguna referencia. CAM se resigna a que "en un eventual proceso de unión se mantenga la actividad social". También reclama que continúe "la apuesta por el desarrollo económico de los territorios en los que está presente".
Sin más condiciones, CAM se ofrece al mercado ante la urgencia a la que le ha sometido el Banco de España, según fuentes del regulador, aunque insiste en que puede seguir en solitario. El problema para la caja que preside Modesto Crespo es que tres de las opciones que se han barajado en estos últimos meses están ahora casi vetadas. Cajamurcia ha dicho que no por segunda vez, Caja Madrid no quiere asumir el empeoramiento de sus ratios que le aportaría CAM, y Caixa Galicia ya va por su cuenta.
Bancaja guarda silencio pero sigue la jugada
Sus vecinos del norte han asistido a estos dos días de movimientos en Caja Mediterráneo con una cierta estupefacción. El lunes por la mañana en la sede de Bancaja empezaron a sonar los rumores de un posible acuerdo entre CAM y Cajamurcia. La entidad que preside José Luis Olivas, aunque no entraba en el pacto que se estaba negociando durante el fin de semana, quiso saber de qué iba aquella historia en la que, además, los Gobiernos autonómicos de la Comunidad Valenciana y de Murcia estaban jugando un papel destacado.Bancaja ha guardado silencio durante estos días, pero está alerta por las repercusiones que pueda desencadenar la necesidad en la que parece embarcada CAM de encontrar alguien con quien compartir sus males. Ayer volvió a aparecer el viejo fantasma de la fusión Bancaja-CAM.