Evitando el colapso de Grecia
Los mercados tardaron en comprender cuan débil es la economía griega, pero se han dado prisa en temer un impago. Por ahora, ni el default ni una reestructuración son probables, a pesar del recorte realizado ayer por Standard & Poor's de la calificación de su deuda soberana. Casi seguro que la UE y el FMI guiarán al país el resto de 2010, aunque después de esto, sería más duro de evitar una reestructuración de la deuda y pérdidas para los acreedores.
El cambio de los mercados de la complacencia al cerrojazo -en la práctica, Grecia no puede pedir prestado- ha sido rápido, mientras que la UE se ha movido lentamente. Las vacilaciones de los políticos alemanes a hablar de ayudas han petrificado a los inversores, aunque las demoras quizá terminen antes de que Grecia afronte una amortización de casi 9.000 millones de euros de deuda el 19 de mayo.
Los políticos son conscientes de que el fracaso en el rescate de Grecia detonará el contagio en la zona euro. Portugal su calificación también fue rebajada ayer por S&P, Irlanda, España y posiblemente Italia afrontan el encarecimiento de su deuda y pronto tendrán problemas financieros. Pero una reestructuración de la deuda también implicaría un riesgo, probando que los inversores traten de huir para evitar mayores pérdidas.
Los mercados tienen razón en preguntarse sobre la habilidad de Grecia para ser solvente. El déficit fiscal y los ratios de deuda actuales no son precisamente para tirar cohetes. Pero la UE no será capaz de responder hasta que Grecia lleve al menos un año de reeducación. El FMI tratará de empujar al país hacia un asombroso, casi sin precedentes, saneamiento fiscal: más de un 10% del PIB. Aunque hay poco margen para la esperanza.
La recesión este año será profunda, elevando la deuda al 140% del PIB, aunque el FMI confía en que el plan de recortes y reformas aumente la competitividad y acelere el crecimiento. Lo que rebajaría el coste de la deuda griega.
El desafío es enorme para Grecia y los otros países débiles de la zona euro. Los mercados se equivocaron con ellos, no detectando que porfiaban en un camino insostenible. Pero también están equivocados al asumir que el núcleo duro franco-alemán abandonará fácilmente a Grecia y el proyecto del euro. La batalla será larga. El impago o la reestructuración podrían ocurrir eventualmente, aunque parece improbable que sea pronto.
Por Ian Campbell