CECA, en busca de un necesario consenso
Todos los responsables de las cajas de ahorros están de acuerdo en que la reestructuración emprendida en el sector es la más importante de sus 200 años de historia. A ello se unen los cambios que sufrirá la normativa de estas entidades a partir del segundo semestre, cuando Gobierno, partidos políticos y las propias instituciones inicien el debate sobre las modificaciones a la Ley de ârganos Rectores de las Cajas de Ahorros (Lorca). Y por si fuera poco hay que sumar la reforma bancaria que se está gestando a nivel mundial para reforzar el capital y la liquidez de la banca, Basilea III. Todo un tsunami legislativo.
Este huracán se produce, además, en la peor crisis financiera internacional de la historia y de la economía española de las últimas décadas, con un masivo crecimiento del paro, que se traduce en un negativo impulsor del principal enemigo de la banca, la morosidad. Más transparencia, nuevas fórmulas para obtener capital y aumentar la solvencia, mayor profesionalización y la búsqueda de vías para incrementar el negocio se han convertido en los principales deberes de la banca en general y de las cajas en particular.
Es ahora cuando las cajas necesitan estar más unidas para defender su modelo, en muchos casos criticado por el mercado, y proponer desde dentro del sector sus cambios. Si no es así puede que las muchas voces que reclaman su privatización prevalezcan sobre lo que ahora representa la mitad del sistema financiero. Esto es al menos lo que piensan varios directivos del sector, entre ellos, el ya ex presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, como ha expuesto en varias ocasiones. La última la víspera de su dimisión en el consejo del pasado 17 de marzo en Sevilla.
La necesidad de llegar a un consenso para el nombramiento del nuevo presidente de la CECA es fundamental, aseguran prácticamente todos los responsables de las 45 entidades que integran el sector. "No puede haber más fisuras en estos momentos. Puede ser mortal", señalaba el viernes un directivo del sector que recordaba que hasta ahora siempre lo habían conseguido, incluso cuando se presentó más de una candidatura para el cargo. Ahora sólo hay un candidato oficial, Amado Franco, presidente de Ibercaja, una caja de tamaño mediano que no necesita fusiones para mejorar su solvencia. Es una de las más saneadas.
Amado Franco, además, es uno de los directivos con más experiencia. Lleva más de 40 años en el sector. Defiende el "ADN del modelo de cajas: personalidad jurídica propia, compromiso con el desarrollo económico y social de los territorios donde actúan, además de la obra social". Pero también comparte las pretensiones del sector de "introducir las actualizaciones normativas oportunas para dotar a las cajas de capacidad para competir en el nuevo escenario financiero, pero sin perder sus rasgos básicos y distintivos", según sus propias palabras.
Su postulado se ha encontrado por el camino, sin embargo, con otro potencial oponente, Isidro Fainé, presidente de la mayor caja de España, La Caixa. Otra de las entidades más saneadas y con dimensión suficiente para ser la principal protagonista en la reestructuración en caso de que el Banco de España necesitara recurrir a ella. Fainé, además, lleva en el sector lo mismo que Franco.
El directivo de La Caixa sigue sin pronunciarse sobre su posible candidatura, apoyada por un amplio número de cajas, pero que no ha logrado aún la unanimidad, aunque según varias fuentes "está muy próximo". Sus más cercanos colaboradores e impulsores aseguran que Fainé, que cuenta con el apoyo del Gobierno -la vicepresidenta económica, Elena Salgado, le llamó a principios de marzo para sugerirle que se presentara al cargo- y de los partidos políticos, logrará el consenso. Pero también son conscientes de que si antes de mañana, martes, fecha en la que se celebra el consejo de la CECA que elegirá al responsable de la confederación, no tiene la garantía de que todas las cajas le apoyan, no se presentará. Lógico si se tiene en cuenta que Fainé no tiene gran interés por ocupar este puesto, en el que en todo caso estará un máximo de dos años, los justos para ordenar el sector.
Mientras, Amado Franco -cuya amistad con Manuel Pizarro, ex presidente de Ibercaja y de Endesa, le ha perjudicado-, con un número muy inferior de apoyos, mantiene el pulso a Fainé y su candidatura sigue en marcha. No tiene ya nada que perder y juega con el as de que si el presidente de La Caixa no llega a obtener el consenso, no presentará candidatura y él conseguirá todos los votos. La solución salomónica que ultima el sector es que Fainé presida la CECA y Franco sea vicepresidente en el sillón que deja el directivo de La Caixa, y pueda así sentarse en la comisión ejecutiva, donde se cocerán las propuestas del sector para modificar la Lorca.
El hecho de que Fainé sólo pretenda estar dos años en la CECA, en caso de ser elegido, permitiría a Franco optar al cargo en 2012, lo que el sector tampoco ve mal. Aunque "el sector habrá sufrido tal cambio que nadie puede vaticinar qué será de las cajas en ese año. Puede que más de la mitad hayan desaparecido, según se apunta desde todas las instancias", señala el presidente de una caja mediana.
Los principales impulsores de la candidatura de Fainé han sido Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, y Braulio Medel, de Unicaja. Estas dos cajas serán también protagonistas activas de la reestructuración del sector, aunque la primera aprovechará la segunda oleada de fusiones. Pese a existir dos potenciales oponentes, lo cierto es que, por lo menos en público, todas las cajas defienden el modelo del sector, buscan su despolitización y nuevas vías para obtener capital. La principal diferencia está en la defensa o no de dar derechos políticos a las cuotas participativas. Unos optan por el no, otros por el sí y otros por que cada caja elija.
El director general de Caixa Sabadell y consejero de la CECA, Jordi Mestre, pidió el viernes la unidad del sector. Y reclamó la necesidad de contar con un presidente "de envergadura" para la confederación. La semana pasada varios responsables de estas entidades dijeron que al final el relevo en la CECA será por unanimidad.