Luz para trabajar en equipo
Esteban Raventós basa su gestión en Baker & McKenzie en un espacio funcional
Como si fuera un balcón sobre la Diagonal barcelonesa, el eje financiero de la capital catalana, el despacho de Esteban Raventós presume de luz y claridad todo el día. Baker & McKenzie se trasladó en 1995 al edificio Catalana Occidente, uno de los que conserva más solera en la popular avenida. "Estábamos repartidos en varios pisos de un edificio del paseo de Gracia, pero nos cambiamos porque aquí podemos interactuar mejor y crecer de forma horizontal", destaca Esteban Raventós, el socio director de la oficina de la multinacional de servicios jurídicos Baker & McKenzie en Barcelona.
Para Raventós, este es un detalle relevante: "El trabajo en equipo es básico. Unas oficinas que faciliten la comunicación son muy importantes para conseguir este objetivo". A pesar de la crisis, la multinacional norteamericana ha finalizado unas obras de ampliación en la planta séptima (también ocupa la octava) del edificio Catalana Occidente. Las salas de reuniones de Baker & McKenzie tienen un concepto modular, dependiendo de las características de cada encuentro.
"Prefiero reunirme en mi despacho con mis colaboradores, pero cuando la reunión es muy numerosa o se trata de una visita con un cliente, tenemos unas salas que se pueden compartimentar. Si, como colofón, se trata de un cierre de alguna operación, nos reunimos en la sala grande". Con todo, Esteban Raventós utiliza su despacho para centralizar reuniones siempre que el espacio lo permite. "Cuando se trata de conferencias por internet con dos o tres personas, las centralizamos en la mesa redonda".
"Los clientes valoran la fluidez y la accesibilidad de nuestro sistema de trabajo, aspectos relevantes en plena crisis"
La mesa del despacho está presidida por un cuadro de grandes dimensiones "de mi primo", aclara, y por un sólo montón de papeles que demuestra un elevado nivel de orden. La puerta está siempre abierta. "Somos buenos cuando trabajamos en equipo. La accesibilidad es muy importante, lo que supone que la entrada es siempre franca. Intentamos atender las inquietudes de los 70 colaboradores que trabajan en Barcelona, tanto a nivel de formación como en su promoción interna. Por otra parte, el grupo realizó a nivel global una encuesta entre nuestros clientes para saber cómo nos ven. El resultado fue que lo que más valoraban era la fluidez y la accesibilidad de nuestro sistema de trabajo, aspectos relevantes en plena crisis". Esteban Raventós es consciente de que esta frescura en la gestión es poco habitual en multinacionales, pero asegura que en la coyuntura actual es uno de los aspectos que tiene más en cuenta el cliente.
"Efectivamente, el número de operaciones se ha reducido, pero la demanda de servicios jurídicos se ha ampliado a segmentos que antes no eran tan activos como el procesal y concursal. Tratamos de entender primero el negocio del cliente, para convertirnos en una especie de confesor". A pesar del elevado nivel de reuniones en su despacho, Raventós viaja una media de una vez al mes. Además, le gusta visitar fábricas y convocar el mayor número de reuniones en casa del cliente para "entender su negocio".
La réplica en casa
El directivo entra en su despacho después de dejar a sus dos hijas en el colegio. "Es cuando te cuentan más cosas", sonríe. Durante una hora intento ponerme al día y leer artículos y textos jurídicos y otros temas de formación. A partir de las 9.30 horas es cuando abro la puerta y empieza la actividad real". El responsable de Baker & McKenzie en Barcelona reconoce que ha intentado desactivar las comidas al mediodía para "convocar más desayunos y reuniones por la mañana".
A última hora de la tarde recibe la llamada familiar para saber si cenará en casa. "Intento combinar al máximo la vida profesional con la privada", destaca, pero también admite que el peligro pasa por "replicar de forma exponencial el despacho" en el hogar. También intenta que "los fines de semana sean lo más sagrados posible, teniendo en cuenta que siempre puede producirse la llamada del cliente que necesita un asesoramiento concreto".
Una pizarra facilita el espíritu práctico
A pesar del reinado de las nuevas tecnologías, imprescindibles tanto dentro como fuera de la oficina, Esteban Raventós considera que es recomendable que en cada despacho exista una pizarra, "para que se tengan todos los elementos posibles para comunicarse". Este pragmatismo resume "el espíritu funcional del despacho", que, por cierto, no es de grandes dimensiones. "No somos jerárquicos. Obviamente, existe una organización piramidal, pero el socio director no tiene un despacho mayor que el del resto de socios".Al lado de la pizarra, dos litografías de Salvador Dalí. Encima de la mesa rectangular, una batería de fotografías familiares, y frente a la enorme cristalera, un armario con los expedientes en curso y algunos libros de consulta. Con todo, algunos de los estantes están medio vacíos "porque la mayoría de los expedientes están archivados en otro sitio"."La verdad es que no necesito grandes cosas", señala el socio director de Baker & McKenzie al repasar las pertenencias de su despacho. "Somos tremendamente prácticos", apostilla.