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Estados Unidos

Washington Mutual vuelve a enfrentar a reguladores y banqueros

Kerry Killinger, el presidente de Washington Mutual (WaMu) dijo ayer ante una comisión del Senado que esta entidad se colapsó porque no formaba parte de lo que caracterizó "el club selecto de los que no pueden dejarse caer". Según este ejecutivo de banca, para estas entidades -que se describen como demasiado grandes o interconectadas como para dejarlas caer por los riesgos sistémicos que conllevan-, el beneficio del apoyo del Estado ha sido obvio.

Ante los legisladores, que estudian el crítico fin de este banco, el mayor de la historia del sector comercial, Killinger señaló que si le hubiesen dado más tiempo y hubiese sido escuchado por reguladores que no quisieron contestar sus llamadas, WaMu se habría salvado. Según este ejecutivo, al banco no se le dio la oportunidad que se les ha otorgado a otras instituciones financieras, algo que le habría permitido evitar la intervención de emergencia por parte del FDIC (Fondo de Garantía de Depósitos) y su posterior venta a JP Morgan.

Pese a sus quejas, los senadores tenían ayer información contrastada de la negligencia con la que operó WaMu no sólo durante la formación de la burbuja inmobiliaria e hipotecaria sino cuando esta explotó. El banco no seguía sus propias directrices de concesión de créditos y tenía información de clientes que era fraudulenta o errónea. La entidad quiso alimentar el mercado secundario con hipotecas de baja calidad para conseguir más cifra de negocio y por ello fue uno de los primeros que tuvo que hacer frente a una alta tasa de morosidad subprime. Una investigación de 2008 reveló que un miembro del personal de hipotecas había inventado información sobre clientes para agilizar la concesión de créditos.

El viernes continuarán ante los senadores las comparecencias por la crisis de esta entidad financiera.

Interés de Santander

Días antes de la intervención de WaMu, sus ejecutivos esperaban una oferta de compra de Santander por 10.000 millones de dólares, recordaba Wall Street Journal citando personas cercanas a la operación. Santander se retiró y JP Morgan compró por 1.880 millones.

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