Los musicales devuelven esplendor a las marquesinas
La avenida vuelve a ser el centro del espectáculo con la reconversión de salas de cine en teatros
Los aficionados al musical ya no tienen que viajar a Londres o Nueva York para ver a Roxie Hart y Velma Kelly disputándose fama y fortuna o a Tony Manero contorneándose en la disco para llamar la atención de Stephanie Mangano. La reconversión de muchos de los antiguos cines de la Gran Vía en salas de teatro para la exhibición de espectáculos como Chicago o Fiebre de sábado por la noche ha devuelto el esplendor perdido a las marquesinas de esta centenaria calle y puesto la cartelera madrileña a la altura de referentes del género como Manhattan y el West End londinense. "Ya se habla de Madrid como el Broadway hispano", dice Julia Gómez Cora, directora general de Stage Entertainment España, empresa que gestiona las salas Lope de Vega y Coliseum.
Cuando Stage, grupo holandés que produce espectáculos teatrales en toda Europa, arrendó los teatros en 1999 y 2000, hacía muchos años que en ellos ya sólo se proyectaban películas. Pero la empresa convenció a la familia Soler, entonces propietaria de ambas salas, de adecuarlas para presentar en ellas grandes musicales. La compañía invirtió entre tres y cinco millones de euros por teatro en la ampliación del escenario, compra de edificios colindantes y cambio de butacas. El público premió el esfuerzo con su asistencia. Stage dice que en diez años, sus espectáculos han atraído a más de nueve millones de personas. El éxito se ha mantenido incluso en plena crisis. Chicago, actualmente en cartelera en el Coliseum, lleva recaudados ocho millones desde su estreno en noviembre, lo que, según Cora, "significa que la gente no ha dejado de salir, sólo se ha vuelto más selectiva".
Otras salas de la avenida han pasado por el mismo proceso de transformación, pero con la ayuda de patrocinadores privados que han prestado su apoyo a cambio de que su marca reluzca en las marquesinas. Es el caso del antiguo Cine Astoria, hoy Teatro Rialto Movistar, y del Cine Gran Vía, hoy Teatro Compac Gran Vía. "Sin la ayuda del mecenazgo es imposible sobrevivir a la competencia desleal del teatro público", afirma Enrique Salaverria, director de Singular, productora que gestiona el Teatro Compac desde 2004. La compañía, que apuesta por comedias, conciertos y ballet, ha invertido dos millones en la reforma de la caja escénica y la construcción de una pequeña sala en el sótano, donde la comedia Espinete no existe lleva cinco años en cartel con una recaudación de cuatro millones de euros. "La crisis se nota en la escrupulosa selección de obras por parte del público y el ajuste de precios", dice.
Independientemente de la coyuntura, lo importante es que la Gran Vía ha recobrado el encanto de sus mejores años. "Los musicales empujaron esta recuperación, a la que también han contribuido restaurantes y otros negocios que han trabajado para mejorar la seguridad y los servicios", dice Cora. Paradójicamente, los grandes perdedores de la renovación de una avenida en la que antaño pasearon estrellas como Ava Gadner o Sophia Loren han sido los cinéfilos. En la avenida quedan ya sólo tres cines: Callao, Palacio de la Prensa y Capitol.
Nueva sala de conciertos de Caja Madrid
La suerte ha querido que un edificio histórico de la avenida no esté a tiempo para el centenario, aunque sus propietarios forman parte del comité de celebración. Se trata del Palacio de la Música, inaugurado en 1926. La Fundación Caja Madrid compró el edificio en julio de 2008 con el fin de preservarlo como un espacio dedicado a la música ante la posibilidad de que acabe convertido en centro comercial.Tras concluir la demolición de los minicines que funcionaban en la planta baja y las viviendas que se construyeron arriba, la fundación está a la espera de recibir la licencia municipal para proseguir con la reforma de la sala de conciertos. "Si pudiéramos empezar las obras en mayo, deberíamos terminarlas en dos años, pero un edificio protegido siempre depara sorpresas", dice Rafael Spottorno, director de la fundación.
La cifra
20% es la reducción de precios que ha efectuado Singular, gestora del Teatro Compac Gran Vía, desde agosto pasado.