El 70% del gasto será para ampliar la red ferroviaria
En carreteras tendrán prioridad aquellos itinerarios que estén a punto de cerrarse
El ministro de Fomento ya había reiterado en numerosas ocasiones que su apuesta es el ferrocarril. "Es donde aún mantenemos un mayor déficit y además no nos obliga a depender del petróleo", defienden en su departamento. Dicho y hecho. De los 17.000 millones que movilizará el plan, el 70% irá destinado a la construcción y explotación de nuevas infraestructuras ferroviarias. La carretera absorberá el 30% restante.
El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) tendrá un papel protagonista, ya que será este organismo dependiente del Grupo Fomento quien licite buena parte de los proyectos que además pagará al modo tradicional, es decir, con certificaciones de obra según se vayan acometiendo los trabajos. La ventaja es que al ser un ente público empresarial, esos pagos no engrosan el déficit público y además no recibirá aportaciones patrimoniales extra del Estado.
En carreteras, aún no está del todo definido si la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (SEIT) asumirá el liderazgo de las licitaciones.
Sólo las obras que licite Adif se pagarán de su presupuesto, pero sin computar como déficit
En cuanto al plazo que tendrán las concesiones, éste ha quedado establecido en 25 años para las ferroviarias y 30 para las de carreteras. "Se asegura más negocio a las empresas por más tiempo, luego se generarán empleos estables y de calidad", destacan desde el Ejecutivo.
¿Qué proyectos van a ser financiables bajo esta modalidad? Ayer sólo trascendió que existe una bolsa de corredores, que conjuntamente suman una inversión superior a esos 17.000 millones de euros y que tienen en común que todos ellos estaban previstos en otro plan, el PEIT auspiciado por la ministra Magdalena Álvarez. "Hemos creado una bolsa con los proyectos que consideramos que pueden ponerse en marcha más rápidamente porque están en un estado de tramitación más avanzado, se trata de adelantar la inversión prevista antes. Y si, al ir a licitar uno de esos corredores, nos damos cuenta de que tiene algún problema, escogeremos otro". añaden las mismas fuentes.
De ahí que el Gobierno sólo haya concretado que en ferrocarril habrá obras de alta velocidad, red convencional y cercanías y que con toda probabilidad lo que se saque a concurso para ser explotado por la iniciativa privada sea la denominada superestructura (electrificación, señalización y comunicaciones). En carreteras tendrán prioridad aquellos corredores a los que les resten ya muy pocos tramos para completarse. "Es lo que más necesita la economía en estos momentos: actividad, empleo y obras más eficientes que sean capaces de abaratar los costes del transporte y mejorar la competitividad de las empresas", defiende Fomento.