El plan extra de Fomento costará 1.600 millones al año a partir de 2014
Zapatero desvela que 11.000 millones se destinarán a obra nueva y los 6.000 restantes, a mantenimiento
La crisis nos obliga a ser mejores". Bajo esa premisa giró ayer en la estación de Chamartín la presentación del Plan Extraordinario de Infraestructuras (PEI) a cargo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La frase, sin embargo, la pronunció el ministro de Fomento, José Blanco, después de agradecer a todo su equipo, a las empresas y al sector financiero el trabajo de los últimos meses. Se trata de movilizar en apenas año y medio (lo que resta de 2010 y 2011) proyectos por valor de 17.000 millones de euros, el 1,7% del producto interior bruto (PIB). De esa cantidad, Zapatero avanzó que 11.000 millones irán destinados a obra nueva, mientras que los 6.000 restantes serán para financiar las tareas de explotación y mantenimiento de las nuevas infraestructuras. Lo más importante: el impacto sobre las cuentas públicas será nulo hasta 2014 para cumplir con rigor el plan de estabilidad presupuestaria.
Sólo se beneficiarán de este impulso inversor extra el ferrocarril y la carretera, ya que, en opinión del Gobierno, tanto puertos como aeropuertos han culminado en los últimos años procesos de fuerte renovación de sus infraestructuras y gracias a la labor de AENA y Puertos del Estado cuentan con sistemas por los que son capaces de autofinanciarse.
El objetivo de esta iniciativa es doble. Por un lado, reanimar la actividad económica y contribuir a que se mantengan o generen (más concreción según el Ejecutivo es aún imposible) unos 400.000 empleos. Y por otro, compensar en alguna medida el ajuste del gasto que ultima Blanco para cumplir con la hoja de ruta impuesta desde Bruselas y que pasará, irremediablemente, por un recorte de la inversión procedente del presupuesto.
Las grandes cifras se conocían casi en su totalidad, pero restaba por saber la clave: cómo se va a pagar semejante volumen de obra.
20% de recursos propios
Tal y como reconocen desde Fomento, la fórmula es antigua, "aunque hemos logrado perfeccionarla".
Se trata de aplicar lo que mejor saben hacer las empresas españolas, que es el modelo concesional. "En ningún caso se cobrará una tarifa al usuario de las nuevas vías y para las concesionarias y la banca desaparece el riesgo de demanda o tráfico", aseguran en Fomento. Los pliegos en los que sigue trabajando la secretaria general de Infraestructuras, Inmaculada Rodríguez-Piñeiro, establecerán el pago de un canon cuando las obras se pongan en servicio, a partir de 2014, en función de distintos criterios de calidad, es el llamado riesgo de disponibilidad. A partir de esa fecha, Fomento sí deberá reservar año a año una cantidad para el abono de dicho canon. ¿Cuánto? Fomento estima que apenas un 8% del presupuesto total inversión del Ministerio. Con los datos del último ejercicio, esa cifra rondaría los 1.600 millones anuales. Esto explica que el Ejecutivo defienda que el programa de actuaciones "es perfectamente financiable, los riesgos están transferidos al sector privado y éste, a su vez, obtendrá beneficios suficientes como para no depender de avales públicos ni de créditos participativos".
En este sentido, Fomento sí avanzó que las concesionarias que opten a cada proyecto deberán aportar un 20% del valor del mismo de recursos propios y tener en su accionariado participación de constructoras, empresas de mantenimiento y consultoras e ingenierías. Está previsto que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el ICO jueguen un papel fundamental, si bien ayer no se concretaron los porcentajes de capital de esos 17.000 millones que aportarán. El ICO estudia la creación de un fondo de inversión específico para este plan y no descarta entrar en el accionariado de alguna de las concesionarias.
Los guiños y elogios del presidente
La organización no falló y con los cinco minutos de cortesía que marcan las reglas no escritas del protocolo comenzó ayer en Chamartín el acto de presentación del PEI. Blanco realizó el discurso más técnico de las grandes cifras que definen el plan extraordinario de infraestructuras mientras que al presidente Zapatero se le reservó la arenga más política. El jefe del Ejecutivo apeló a la experiencia de las empresas constructoras españolas, a la solvencia del sistema financiero y al empeño del Gabinete que preside por retornar a la senda de la estabilidad presupuestaria.Tanto es así que los términos "contención del gasto" fueron repetidos una y otra vez. En una de esas ocasiones, al reiterarlos Zapatero no dudó en apostillar "contención del gasto, sí, vicepresidenta". Se evidenciaba con ese guiño del presidente a la responsable de la política económica lo difícil que ha sido conjugar el deseo de garantizar más negocio a un sector como el de la construcción, motor del crecimiento y el empleo, al tiempo que no se vapuleaba al déficit. La ministra Salgado le correspondió con una suave sonrisa.Los elogios y reconocimientos al trabajo bien hecho no se quedaron ahí. Zapatero se mostró convencido de que el plan tendrá éxito y éste será el éxito de todos. Dijo que la puesta en marcha de estas actuaciones contribuirá al cambio del modelo productivo y al mantenimiento de un tejido industrial ampliamente tecnificado. Anunció que muchas de los cambios que supondrá el PEI se perfilarán en la Ley de Economía Sostenible, como todo lo referido a la agilización de los plazos de licitación e inicio de las obras. "Y todo, gracias a que tenemos un muy buen ministro de Fomento", dijo.
Las empresas reclaman rentabilidades del 12%
No faltó nadie. Asistieron todos los presidentes de las principales constructoras, representantes de las patronales del sector y directivos de numerosas empresas relacionadas con el transporte. Tampoco quisieron perderse la cita el máximo responsable de la CEOE, ni los líderes de UGT y CC OO.Y, por supuesto, allí estaban el vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) o el presidente del ICO y los máximos responsables de las patronales del sector financiero, AEB y CECA. "A partir del último verano, el Ministerio ha detectado que la banca tiene más apetito por participar en proyectos de infraestructuras rentables", defienden fuentes de Fomento.Al término de la presentación, respaldo sin fisuras a la iniciativa del Gobierno por parte de las compañías, aunque éstas anhelan conocer los nuevos pliegos. Les gusta eso que ha prometido Blanco: "habrá proyectos para empresas de todos los tamaños".A la pregunta de qué porcentaje de rentabilidad consideran aceptable para poder participar en proyectos de esta envergadura y duración (25 años en las concesiones ferroviarias y 30 para las de carreteras), el Gobierno eludió concretar lo ya negociado con la banca. El sector, por su parte, reclama cifras de al menos dos dígitos. "Si los retornos no se mueven en el entorno del 12% al 15%, muchas empresas no verán interesante acudir a los concursos", aseguran diferentes fuentes.Sobre las bajas temerarias, Fomento es tajante. "Hemos cambiado los criterios que aplicaremos a la hora de valorar las ofertas económicas y, de hecho, en la actualidad el promedio de baja que se registra en los concursos es ya de apenas un 12%", añaden en el ministerio.