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Columna
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Curso intensivo para la vivienda

Podría estar tocando fondo la crisis inmobiliaria en España? Algunos índices sugieren al menos que la situación se estabiliza. Pero eso no significa que las cementeras volverán pronto a la alta velocidad. España todavía se enfrenta a años de problemas inmobiliarios.

La mayoría de los indicadores muestran al menos una desaceleración en la espiral bajista de los precios. Las viviendas disminuyeron sus precios en un 4,3% en el último trimestre del año en comparación con un año antes, tras una caída del 7% del periodo de julio a septiembre. En España hubo cierto optimismo tras un inesperado aumento del 2,1% en la venta de casas en enero, en comparación con el mismo mes el año anterior.

Pero no se deje engañar. Mientras las ventas se han incrementado lentamente durante meses, están aún a la mitad de los niveles máximos. Puede que los bancos contribuyan también en el incremento de las transacciones, ya que se han quedado con propiedades de promotores con problemas.

Además, la media del volumen de nuevas hipotecas todavía cae. Pero los precios disminuyeron sólo un 10,6% respecto al máximo, según datos del Ministerio de Vivienda, a pesar de que los datos excluyen los descuentos en los precios de demanda: de un 15% a un 25%, según idealista.com. La web asegura que las propiedades tardan una media de 12 meses en venderse. En 2005 era tan sólo de dos meses.

El mayor problema es el exceso de oferta. A finales de 2008 -último dato disponible- quedaban por vender 613.000 viviendas de nueva construcción, y otras 384.000 en proceso sin comprador, según el Gobierno. Si se añaden las 583.00 de viviendas de segunda mano, según la consultora RR de Acuna, las viviendas sin vender ascienden a 1,6 millones. La mayoría de los economistas creen que España no puede absorber más de 350.000 nuevos hogares en un año, lo que sugiere un exceso de cuatro años.

Será difícil llenar las casas vacías cuando el desempleo suma casi un 20%. Así que hablar de retorno a la normalidad es prematuro, e incluso arriesgado. Los vendedores pueden crearse falsas expectativas pensando que el mercado crecerá de nuevo y negándose a realizar descuentos -lo que retrasaría más el ajuste-.

Por Fiona Maharg-Bravo

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