La aventura de irrumpir en el mercado legal en plena crisis
Tras sólo seis meses en el mercado, Nicea apuesta ya por crecer
Desde la tercera planta de Alfonso XII 38, en Madrid, se disfruta de una vista privilegiada del Retiro. Ha sido necesaria una exhaustiva búsqueda, que ha incluido casi dos decenas de inmuebles, para que Nicea Abogados abriese sus puertas el pasado octubre. En un desayuno distendido y salpicado de humor, Juan Eugenio Díaz Hidalgo, Javier Ibáñez Gabernet, Antonio Cuéllar Prats, Luis Serrano de Pablo Valdenegro y Jacobo Martínez Pérez de Espinosa hacen un balance únanime de estos primeros meses de andadura. "Trabajar meses en este proyecto ha sido como trabajar años en una gran firma".
Ninguno de los cinco oculta su satisfacción por la marcha del despacho durante hasta el momento. "El plan de negocio que hicimos preveía que alcanzásemos 1,5 millones de euros en 2010. A estas alturas tenemos claro que ese objetivo va a cumplirse y a superarse", apunta Jacobo Martínez.
Los socios de Nicea acumulan la experiencia de haber ejercido el papel de socios y directores de departamento tanto en firmas multidisciplinares -DLA Piper, Stephenson Harwood, Landwell, Uría Menéndez, Eversheds Lupicinio- como en despachos pequeños. Fruto de ello, confiesan, han madurado la receta de lo que ha de ser, a su juicio, un despacho competitivo en un momento económico como el actual.
"Todos nosotros hemos probado el gran despacho, hemos conocido también el pequeño y hemos visto las ventajas y desventajas de ambos. Desde el principio tuvimos claro que nuestra estructura debía ser la adecuada para el momento actual y por eso optamos por un despacho multidisciplinar, con una estructura ágil y unos costes racionales", comenta Juan Eugenio Díaz Hidalgo.
Para Antonio Cuéllar, el momento ha sido óptimo. "Lo hemos lanzado en plena crisis. Hace cuatro años ninguno de nosotros hubiera estado interesado y es posible, incluso, que no hubiese salido bien". Con diez abogados y cinco socios, el objetivo de Nicea es alcanzar como máximo entre siete y nueve socios y 25 abogados. "La idea es una estructura de tres abogados por socio. Nuestra intención es incorporar a más socios en breve, pero tenemos claro que deben ser abogados alineados con el proyecto. Por aquí ha pasado gente ya a la que le hemos dicho que no", apuntan.
Una salida "tranquila"
En ese proceso de crecimiento, la hoja de ruta pasa por reforzar dos áreas: adeministrativo y corporate. "Son áreas que tenemos cubiertas a través de alianzas, pero que queremos que crezcan más. También apostamos por incorporar especialidades que no son core business, pero que nos parecen interesantes, como las nuevas tecnologías. Nuestro objetivo es replicar la misma estructura que hay en las firmas multidisciplinares. No pretendemos en absoluto ser generalistas, sino ser multidisciplinares", añade Javier Ibáñez Gabernet.
Cuando se les pregunta cómo afrontaron la salida de sus firmas anteriores quitan hierro al asunto, tras asegurar que fue bastante menos difícil de lo que podría parecer. "La salida ha sido más calmada de lo que pueda pensarse, incluso nos hemos referido clientes desde entonces. Todos hemos procurado irnos de la mejor manera. Nos hemos ido incorporando por goteo, no a la vez", señala Antonio Cuéllar Prats. A la hora de comunicar al cliente el proyecto, añade, es éste el que elige con quién quedarse. "La concepción patrimonialista del cliente es un error: es el cliente el que tiene un abogado, no el abogado un cliente".
La buena acogida en el mercado de Nicea, explican, se debe no sólo a la competitividad -en cuanto a fórmulas de facturación- que permite una estructura con menores gastos, sino la disponibilidad. "Aquí el cliente tiene mucha más disponibilidad respecto a nosotros. Supone una vuelta plena a la abogacía", concluye Luis Serrano de Pablo.
Honorarios flexibles para el cliente
Los socios de Nicea Abogados reconocen que han bajado los honorarios en el mercado, pero que el bufete basa su estrategia en la flexibilidad y en la ventaja de tener una estructura con costes racionales. "Es cierto que en este momento el cliente lo mira todo con austeridad. Eso no quiere decir que no pague buenos honorarios, sino que necesita que las firmas se adapten a sus necesidades y les ofrezcan flexibilidad. æpermil;sa es por lo que nosotros apostamos".