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Las finanzas públicas, a debate

La zona euro aprueba un rescate de Grecia basado en el FMI y en préstamos bilaterales

Berlín impone sus principales condiciones e impide que el plan de rescate de la economía helena se active de manera automática

La zona euro aprueba un rescate de Grecia basado en el FMI y en préstamos bilaterales
La zona euro aprueba un rescate de Grecia basado en el FMI y en préstamos bilaterales

La Estrategia 2020 sobre la mesa. Y Grecia, por debajo, por los pasillos, en los teléfonos, en los encuentros bilaterales previos y durante toda la cumbre. Aunque las miradas y los oídos no estaban tan pendientes del primer ministro griego, George Papandreu, que desde hace semanas clama por la ayuda comunitaria, como de la canciller alemana, Angela Merkel, que se resistía a cerrar ningún acuerdo concreto sobre los mecanismos de asistencia a la castigada deuda pública helena.

Las negociaciones se intensificaron durante toda la jornada, con citas bilaterales entre París y Berlín y contactos del Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de turno de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero. "Hoy la UE tiene que demostrar su compromiso con el euro", afirmó tajante Zapatero tras la cumbre social que presidió durante la mañana de ayer en nombre de la UE.

Y a media tarde se anunció, mucho antes de lo esperado, un acuerdo franco-alemán que ofrece a Grecia una línea de crédito a través del Fondo Monetario Internacional con el complemento de préstamos bilaterales por parte de los países de la zona euro.

El texto reconoce los esfuerzos de consolidación fiscal aprobados por el gobierno griego, diseña el mecanismo de ayuda e insta a la creación de un grupo de expertos para estudiar el endurecimiento de la vigilancia de la zona euro sobre las cuentas públicas de sus socios.

El anuncio del acuerdo satisfizo a Papandreu a juzgar por su amplia sonrisa al hacerse público y por las felicitaciones que recibió de otros primeros ministros al llegar al plenario de la cumbre. Los términos de aplicación y su impacto real en el coste de financiación de la deuda griega, sin embargo, continúan siendo una incógnita, aunque ayer los mercados reaccionaron positivamente en un primer momento.

Pero el documento pactado por Berlín y París incluye varias llaves para desencadenar la ayuda a Grecia. Y parece desairar tanto al BCE, que había rechazado la participación del FMI, como a la Comisión Europea, cuya propuesta de crear un marco comunitario para ayudar a Grecia, repetida hasta la saciedad durante varias semanas, fue ignorada olímpicamente por Merkel y Sarkozy. Nada más comunicarse el pacto, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, advirtió que "sería muy malo que los países del euro se desentendieran de sus responsabilidades".

Y el acuerdo sienta las bases para que el temor de Trichet se cumpla, porque mientras Grecia podrá acudir al FMI en cuanto lo necesite, los préstamos bilaterales y voluntarios de los países de la zona euro necesitarán la autorización por unanimidad del Eurogrupo para poder concederlos. Cabe imaginar que Alemania y sus aliados (Holanda o Austria) pueden utilizar esa llave para bloquear o retrasar de nuevo el rescate efectivo de Grecia.

La aportación de cada país, en cualquier caso, será voluntaria, aunque se espera que sea proporcional a su cuota de capital en el BCE, que en el caso de España es del 8,3%. Fuentes de Moncloa calcula que la aportación española podría llegar a 2.000 millones de euros. Pero Zapatero recordó que "no se trata de dar dinero a Grecia, sino de préstamos reembolsables y con intereses". Y destacó que el posible crédito no tendrá impacto en el déficit público español, sino que se computará como deuda.

El documento incorpora, por último, la exigencia alemana de que el país necesitado no pueda obtener en los mercados la financiación necesaria. Y advierte expresamente que el objetivo de este mecanismo "no será proporcionar una financiación con los tipos de interés de la zona euro", sino que incorporará un coste que anime al país beneficiario a volver al mercado lo antes posible.

Al final, la canciller logró casi todos sus objetivos, como empieza a ser habitual. Y lo hizo siguiendo también una táctica repetitiva: bloqueo sistemático de la iniciativa comunitaria y negociación in extremis con su homólogo francés, al que consigue imponer casi todas sus condiciones.

Minutos antes del comienzo oficial del Consejo Europeo de primavera en Bruseas, la estrategia de Merkel dio resultado. Ella y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pergeñaron un borrador que presentaron al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, y a Trichet.

Con todo, ayer hubo alguna novedad. El eje franco-alemán respetó algo más las formas y sometió el texto pactado al resto de países de la zona euro antes de darlo por bueno. Al filo de las nueve de la noche, una reunión extraordinaria del Eurogrupo convalidó el documento.

La otra novedad fue que el presidente de turno de la UE, que en el acuerdo previo del 11 de febrero se perdió las mejores fotos, ayer estuvo mucho más activo en las negociaciones y en las declaraciones públicas. En el arranque de la cumbre, Rodríguez Zapatero no se despegó de Merkel, Sarkozy y Papandreu, lo que colocó su primer plano en todas las pantallas. El presidente español demostró haber preparado con mucho detalle su comparecencia. Y con sentencias breves y claras durante su rueda de prensa matinal, marcó con claridad su posición negociadora. Poco después telefoneó a Merkel para comunicarle esos términos, que básicamente, suponían que la UE aceptaba la participación del FMI.

Resuelto, por ahora, el entuerto griego, el Consejo Europeo reunido en Bruselas se centró en su agenda oficial: la negociación de la agenda macroeconómica de la UE para la próxima década. Europa aspira a dar un salto cualitativo en la coordinación económica del club. Para ello, los 27 líderes asumirán el control económico en sustitución del Ecofin (consejo de ministros de Economía). Berlín, además, ha logrado la creación de un grupo de expertos, bajo el mandato de Van Rompuy, para endurecer las normas de vigilancia presupuestaria.

El BCE prorroga la aceptación de bonos griegos

Al acuerdo político anunciado ayer por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE para socorrer a Grecia se une también el apoyo técnico de las instituciones europeas. Y es que el Banco Central Europeo (BCE) prorrogará la rebaja del umbral de calidad mínima exigible a la deuda presentada como garantía ante la institución en las operaciones de adjudicación de liquidez.Ello restará presión a la deuda griega, que estaba al borde de perder la condición de "eligibilidad" si el BCE hubiera restaurado, como estaba previsto, a partir de 2011 los umbrales mínimos de calidad habituales de la institución. "Mantendremos más allá del final de 2010 el umbral mínimo de calidad de la deuda aceptada como colateral en el grado de inversión BBB", matizó el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.Tras las últimas rebajas de rating por las principales agencias sólo Moody's, con una nota de 'A2', otorgaba a la deuda helena una calificación suficiente para el organismo supervisor.El BCE ya decidió en mayo ampliar hasta finales de 2010 el alivio excepcional de los umbrales mínimos de calidad para facilitar la financiación de Grecia. Trichet añadió que paralelamente a esta prórroga del umbral mínimo para acceder a las operaciones de liquidez introducirá desde enero de 2011 una escala de penalizaciones con el objetivo de proteger al Eurosistema, cuyos detalles técnicos serán proporcionados en la próxima reunión del BCE el 8 de abril.Mientras tanto, varios miembros del Consejo de Gobierno del BCE insistieron ayer en la necesidad de que todos los países de la zona euro vayan definiendo sus estrategias de salida a los planes de ayuda fiscales aprobados para sus respectivas economías.González-Páramo"Los gobiernos deben asumir compromisos creíbles y coherentes con un pronto retorno a posiciones fiscales saneadas, en línea con el Pacto de Estabilidad, a fin de preservar la integridad del marco presupuestario de la UE y la confianza de los ciudadanos en la sostenibilidad de las finanzas públicas", señaló ayer el consejero español José Manuel González-Páramo en la Fundación Areces. "En primer lugar, en la zona del euro conviven muchas autoridades presupuestarias, por lo que predecir la futura orientación de la política fiscal y traducirla correctamente en decisiones de política monetaria no es tarea fácil. En este contexto, resultaría especialmente costoso que un retraso de la política monetaria comprometiese la estabilidad de precios", añadió.

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