Puñetazo en la mesa de Ordóñez
No es la primera vez que el gobernador del Banco de España apremia a las cajas de ahorros a que aceleren los procesos de concentración para fortalecer sus balances y hacer frente a la crisis. Pero en esta ocasión, Fernández Ordóñez ha endurecido la exigencia, amenazando con la intervención a las entidades que entorpezcan los procesos de concentración. El tiempo apremia cada vez más. El umbral temporal establecido por Bruselas para el fondo de rescate se agota, y las entidades tienen cada vez más cerradas las vías de financiación, sin haber recompuesto aún los ratios de capital necesarios para el futuro.
El carácter territorial y la consecuente politización de las cajas de ahorros es un inconveniente añadido, puesto que está funcionando como un auténtico parapeto a operaciones de concentración naturales que resolverían el problema si se hiciesen con criterio financiero y mercantil. Las fusiones planteadas hasta ahora tienen un carácter indisimuladamente defensivo, pero que en muy pocos casos resuelve los defectos de capital de las entidades. Si el Banco de España, que tiene en su mesa el estado financiero de cada caja, cree que el mapa debe caminar en otro sentido, debe decirlo y tomar las riendas para que así sea. De eso dependen la solidez del sistema financiero y la recuperación de la economía.