Berlín deja a Grecia al albur de ayudas voluntarias y bilaterales
El rescate de Grecia seguía anoche en el aire. Berlín no acepta una intervención de la zona euro y prefiere préstamos bilaterales y voluntarios como complemento a un plan del FMI.
La suerte de Grecia se jugaba anoche entre Berlín y París. Al cierre de esta edición, Alemania mantenía su negativa a respaldar una intervención de la zona euro y se decantaba por dejar el posible rescate de Grecia a la aportación bilateral de préstamos por parte de los socios de la Unión Monetaria que acepten colaborar. El grueso de la operación, en todo caso, correría a cargo del Fondo Monetario Internacional.
El Gobierno de Angela Merkel evitaría así la creación de un mecanismo de rescate comunitario que podría servir de precedente para futuras crisis. Una amenaza que ayer ganó fuerza con la creciente atención de los mercados a la situación de la deuda pública portuguesa.
A pesar de la resistencia alemana, la mayoría de los socios de la Unión Monetaria y de las instituciones europeas desean zanjar hoy mismo la inestabilidad generada por la desconfianza hacia la deuda pública griega.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, urgió ayer "a crear dentro de la zona euro un instrumento para una acción coordinada que podría utilizarse para facilitar asistencia a Grecia en caso de necesidad". Los principales grupos del Parlamento Europeo (populares, socialistas y liberales) también pidieron una respuesta sin más dilación. "Es absolutamente necesario que esta semana se encuentro de una solución para la crisis griega", señaló el eurodiputado francés Joseph Daul, presidente del grupo Popular.
Pero entre los partidarios del rescate tampoco hay unanimidad. Mientras Barroso y el PP aceptan la intervención del FMI, el Banco Central Europeo arremetió ayer contra esa posibilidad. "El euro daría la imagen de que sólo puede sobrevivir con apoyo externo", advirtió Lorenzo Bini Smaghi, del comité ejecutivo del BCE.
"Pagamos todos, no sólo Alemania"
El empeño de Alemania en impedir cualquier medida de apoyo comunitario a Grecia está causando un serio malestar entre buena parte de los socios de la Unión Monetaria. En Bruselas, las fuentes más benignos atribuyen la actitud de la canciller Angela Merkel a su alianza gubernamental con los liberales, que ha resultado más incómoda y euroescéptica de lo esperado. Otros acusan a la presidenta del Gobierno alemán de electoralismo y de rendirse ante las opiniones más populistas y nacionalistas de su país."En Alemania se ha instalado la falsa tesis de que en la UE todo lo pagan ellos", lamenta un alto cargo comunitario. Otra fuente subraya que el posible rescate de Grecia "lo pagaríamos todos, no sólo Alemania".Aun así, parece evidente que a Berlín le correspondería la mayor aportación si el reparto de la carga se hace en relación con el PIB o con la cuota de participación en el BCE (los dos baremos manejados hasta ahora). El PIB alemán es el 27% de la zona euro, frene al 11,7% de España. En el BCE, el Bundesbank tiene el 18% del capital y el Banco de España, 8,3%.