Bernanke se revuelve contra el plan de reducir el papel supervisor de la Fed
La agenda de Washington ha permitido al presidente de la Fed a revolverse con rapidez contra el último plan de reforma de regulación financiera planteado en el Congreso. Ben Bernanke argumentó ayer ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes que la autoridad que preside necesita supervisar a bancos de todos lo tamaños porque de esta manera conoce mejor la situación de los mercados y de la economía. Es algo que, a su vez, le permite ejercer con eficiencia su labor como Banco Central "encargado de la política monetaria, la labor de préstamo a través de la ventanilla de descuento y la misión de apoyar la estabilidad financiera".
El presidente, de la Fed, que testificó ayer junto con uno de sus predecesores y ahora asesores de Barack Obama, Paul Volcker, defendió las competencias actuales de la institución frente al proyecto de reforma planteado por el senador Christopher Dodd esta misma semana. Dodd elimina el papel de supervisión del banco central sobre bancos con menos de 50.000 millones de dólares en activos y lo amplía a firmas como General Electric (GE) o la aseguradora AIG.
El senador quiere que la reforma se apruebe esta misma primavera, pero cuenta en este punto con la oposición de un Bernanke que ayer dijo que aunque la Fed tiene una capacidad única para supervisar las grandes firmas, es muy arriesgado que sea solo el "regulador de las que sean demasiado grandes como para que caigan". "Necesitamos tener conexión con Wall Street y con Main Street, y la información que nos dan los bancos medianos y pequeños".
Volcker dijo que EE UU "necesita un sistema en el que la Fed no tenga que decidir si rescatar a una compañía" y explicó que algunas áreas de la propuesta de Dodd necesitan ser más claras.
Una oportunidad que se pierde
La ventana de oportunidad que ha abierto la crisis para regular y arreglar el sistema financiero global se cierra. Es lo que teme el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, quien ayer compartió esta inquietud con los parlamentarios europeos de la UE. "Temo que en la medida en que los mercados financieros se recuperan y el crecimiento vuelve, la determinación para hacer cambios duraderos pierde terreno". Para él, la mejora en los mercados no debe llevar a engaños y alertó de que hay países que proyectan reformas que corren el riesgo de no estar coordinadas globalmente.