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La opinión del experto
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cómo salir de esta (maldita) crisis

Juan Carlos Cubeiro mira a la cartelera de cine para advertir que el denominador común con esta crisis es el afán de los protagonistas por superarse. Sólo fomentando el cambio se saldrá de la recesión

Uno de los principales editores de negocios de nuestro país me contaba hace unos días que los lectores están algo cansados de libros abstractos, pseudofilosóficos, y prefieren textos prácticos para salir adelante. Con la que está cayendo, no hay tiempo para conceptos generales y sí para aplicaciones concretas a la vida de cada uno.

Muchas de las personas con las que un servidor trata (clientes, amigos, familiares) me preguntan cuándo acabará esta crisis tan terrible, capaz de destruir compañías y generar desempleados con la violencia de un ciclón. Me gusta recordarles que crisis es un término latino del campo de la medicina: "El enfermo está en crisis", es decir, está en un punto en el que puede curarse o puede fallecer y el doctor no sabe a ciencia cierta qué ocurrirá. Proviene a su vez del griego kritein (decidir, origen de palabras como criterio o crítico) y éste del sánscrito kri, limpiar. Saldremos bien de la crisis si limpiamos lo suficiente. La cerraremos en falso si cometemos los mismos errores del pasado. Es curioso comprobar que buena parte de los libros que tratan de esta crisis (todo un subgénero literario) explican detalladamente qué la ha provocado, cómo ha llegado hasta aquí, en tanto que muy pocos, honrosas excepciones, son capaces de explicarnos qué hacer para salir de ésta. Es una crisis sistémica, de cambio de época, que obliga a reinventarnos.

Para aprender de esta crisis, para actuar de forma que este momento difícil nos fortalezca, hemos de superar la incertidumbre y comportarnos de forma valiente. En las escuelas de negocios se enseña el método del caso como una de las principales formas de aprendizaje. Para algunos de nosotros, el cine es el método del caso del siglo XXI, puesto que es conceptual (imágenes, sonido), es conductual (moviliza las emociones) y nos permite reflexionar (el efecto de oscuridad y concentración). El cine es arte (provoca emotividad) e industria (ha de captar los gustos de la audiencia). ¿Qué películas, de las que destacan en nuestros cines, podrían servirnos?

De la economía sostenible el Gobierno suele hablar a la ligera y la oposición se mofa con mucha frecuencia

Un breve repaso a la cartelera puede ayudarnos a encontrar lo que se lleva esta temporada. De una parte, modelos de conducta positiva: un liderazgo íntegro e integrador como el de Nelson Mandela, capaz de ilusionar a una nación a través del deporte (Invictus, basado en el libro de John Carlin); un planeta bucólico y armonioso, interconectado con la naturaleza, comprometido con resistir el ataque de unos invasores bárbaros (Avatar); la Alejandría de finales del siglo IV, ejemplo de tolerancia y diversidad, a través de una filósofa y astrónoma como Hipatia (Ágora). De otro lado, a lo que nos conduce un estado de ánimo angustiado como el de los artificieros en el infierno de la guerra de Irak (En tierra hostil), el de un motín carcelario (Celda 211) o el de una prisión para perturbados peligrosos (Shutter Island). El mensaje es muy claro. Nosotros decidimos: o tener el coraje de luchar por un mundo mejor, desde la independencia de criterio, la solidaridad y la generosidad, o nos resignamos a perder el Estado del bienestar por el bienestar del Estado. Al fin y al cabo, es la libertad, el libre albedrío (el tema de una obra de Tirso de Molina, El condenado por desconfiado, que se representa en Madrid).

De esta crisis, esta necesaria higiene, no nos va a sacar nadie para volver a las cosas como estaban. O apostamos, cada uno de nosotros, por la confianza (otorgarla para recibirla), por la excelencia (superar las expectativas de nuestros clientes en calidad, coste y tiempo), por la innovación (la mejora sistemática y continua) y por el talento (por poner en valor lo que sabemos, queremos y podemos hacer), o nos quedamos atrás.

Un país como el nuestro, de 4,3 millones de desempleados (la mitad de ellos con escasas posibilidades de salir del desempleo), revela un mercado laboral maniqueo (fijos caros de despedir y a la vez mucho empleo precario), empresas con un tamaño insuficiente, falta de crédito y una Administración (que supone el 42% del empleo) muy poco productiva. Las reformas son imprescindibles, qué duda cabe, pero aún más que cambiemos la perspectiva, el modelo mental. Necesitamos abrir nuestros negocios a otros países, profesionalizar la gestión (la calidad directiva supone el 60% de la productividad), generar sinergias (equipos de alto rendimiento, alianzas estratégicas), aprovechar mejor la tecnología, innovar constantemente, ofrecer un servicio de mayor calidad.

Así es la economía sostenible, de la que el Gobierno suele hablar a la ligera y de la que la oposición se mofa con mucha frecuencia. La sostenibilidad está en la ley de Reg Revans, creador del aprendizaje basado en la acción: "Un organismo sobrevive si, y sólo si, su tasa de cambio es mayor o igual a la del entorno". La sostenibilidad depende de la adaptación al medio, de la tasa de cambio (una tesis que Darwin habría suscrito firmemente). O cambias o pereces. No hay otra opción. Podemos lamentarnos, sufrir, quejarnos, culpar a los políticos… o aprender, cambiar, mejorar para superarnos a nosotros mismos sin quedar superados.

La crisis es una gran lección. Si somos lo suficientemente prácticos como para aprender de ella.

Juan Carlos Cubeiro. Presidente de Eurotalent

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