El hombre más elegante de la tele
No sé quién asesora a Iñaki Gabilondo en cuestiones de atuendo. Tal vez tenga algo que ver la experiencia en temas de moda y estilo de su mujer, la periodista Lola Carretero, que siempre va impecable. Lo cierto es que el presentador del informativo Hoy, que a diario emite CNN y que veo casi por obligación familiar todas las noches, es de los que mejor luce en pantalla. Suele llevar traje oscuro, camisa en tono liso y corbata sobria, sin estridencias, lo cual se agradece. El zapato, complemento indispensable en un hombre y al que muy pocos prestan atención, de cordones. La imagen que transmite, por tanto, es de limpieza y no te distraes con pulseras ni rayas ni otros ornamentos que acaban distorsionando el discurso. Hasta ahora la verdad que no había reparado en la vestimenta del periodista, un tipo de por sí elegante en formas y en contenido.
Y no puedo evitar compararlo con otra imagen imborrable, la de Carlos Francino, en camisa y pantalón vaquero entrevistando al mismísimo presidente del Gobierno, esto es, José Luis Rodríguez Zapatero, en Moncloa. Y no me sirve que uno trabaja en la tele y otro en la radio, y por tanto puede ir como le da la gana. No. Ya está bien de que cada uno vaya como le plazca a los sitios. Hay algo que se llama respeto hacia los interlocutores, y no se trata de que vayamos todos uniformados. Y mira que Francino tiene porte para lucir el traje que le dé la gana, pero en esa ocasión, a lo mejor por los madrugones que se tiene que dar a diario, no estuvo a la altura. Lástima.
Recientemente hablaba con ex Arturos, para un reportaje sobre la contribución de los profesionales de Arthur Andersen a la modernización de las empresas, y algunos resaltaban la importancia que le daba esta firma de auditoría al atuendo, que exigía a toda su plantilla que vistiera sin ofender al cliente, con traje oscuro, camisa blanca y corbata sin estridencias.
Otro ejemplo, que marca tendencia en Estados Unidos y que en España todavía no ha calado, es la serie, ya de culto, Mad Men, cuyos protagonistas van impecablemente vestidos. Y no estamos hablando de ropa cara ni de firma. El estilismo de esta serie, ambientada en el mundo publicitario de la neoyorquina Madison Avenue, está ya siendo copiado por los diseñadores, que imponen traje y corbata a los hombres, y vestidos muy femeninos a las señoras.