Ni ilegales ni sin papeles
Mal que le pese a más de de un ministro del Interior, no parece que ninguna persona pueda ser "ilegal" por muchos papeles que le falten. Al menos, así lo considera la Comisión de Derechos Humanos del Consejo de Europa, que ha pedido la utilización de términos más neutrales para referirse a los emigrantes que residen en un país sin permiso de las autoridades nacionales. Para evitar que incluso el vocabulario les condene al gueto.
La recomendación del Consejo de Europa ha sido reiterada en un reciente informe titulado de manera signiticativa Criminalización de la emigración en Europa: implicaciones para los derechos humanos. El documento pide que se tenga especial cuidado con el lenguaje que se utiliza para referirse a los emigrantes y sugiere términos como "imigración irregular" frente a "ilegales" o "sin papeles".
Y reprocha a instituciones como la Comisión Europea que incluso utilizan la expresión "ilegal" para referirse incluso a los potenciales emigrantes que ni siquiera han salido todavía de su país. Ayer mismo, en las conclusiones aprobadas por el Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la UE sobre el reforzamiento de la Agencia europa de fronteras, se sigue utilizando con profusión el calificativo de "ilegal" para referirse a la emigración.
El riesgo, como siempre con este tipo de recomendaciones, es que el lenguaje oficial caiga en una corrección política alejada de toda realidad. Pero el Consejo de Europa advierte que la utilización de ciertos términos está asociando la inmigración a delitos castigados por el código penal, lo cual "convierte a todos los inmigrantes en sospechosos".
El organismo que vela por el respeto a los derechos humanos en Europa considera que expresiones más neutrales como "emigrantes indocumentados" o "irregulares" centran la atención "en la relación del individuo con los mecanismos previstos por el Estado para documentar o regularizar un estatus, en lugar de evocar imágenes relacionadas con la policía o el sistema penal". Pueso eso. A lo mejor, sólo es cuestión de acostumbrarse a palabras menos cargadas de condena.