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La identidad francesa, según un belga

El debate perenne sobre la identidad francesa puesto en marcha por el gobierno de Nicolas Sarkozy quizá logre que La Marsellesa escale puestos en el hit parade de éxitos musicales en el 131 aniversario de su composición; que las obras de Léon Blum o el general De Gaulle se conviertan en best sellers medio siglo después de la muerte de sus autores; o que las telas de color azul, blanco y rojo se agoten en las galerías Lafayette. Quizá. Pero, de momento, sólo ha logrado provocar un rifirrafe entre París y el exprimer ministro belga, Guy Verhofstadt.

El líder de los liberales europeos publicó el día 11 de febrero una punzante tribuna en el diario Le Monde, en la que denuncia "el hedor vichista" que, a su juicio, exhala el debate sobre la identidad promovido por el gobierno francés.

"De la Francia que amamos y necesitamos, esperamos ideas, proyectos, y no el repliegue identitario de una vieja nación atemorizada, más preocupada por revisitar los fracasos del pasado que preparar los éxitos del futuro", continúa el ataque de Verhofstadt, que ya ha sido contestado, con parecida virulencia, pero menos argumentos, por el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner.

El debate que denosta Verhofstadt era una promesa de la campaña electoral de Sarkozy. Se ha llevado a cabo a través de una página de internet durante tres meses, del 2 de noviembre de 2009 al 4 de febrero de 2010. La primera conclusión, a la espera de que se pronuncie el presidente de la república el próximo mes de abril, ha sido que el debate debe continuar eternamente. ¿Llegará a algún sitio? De momento, el ministro encargado del animado foro acaba de reconocer que cada año la inspección general de la policía sanciona a 2.500 agentes por practicar controles con sesgo racista. "Lo absurdo compite con lo grotesco", resume Verhofstadt.

Foto: Estatua de Léon Blum en la plaza Voltaire de París (B. dM., octubre 09).

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