Un muy suave toque de atención
La primera movilización sindical contra la política económica de José Luis Rodríguez Zapatero fue un éxito cuantitativo limitado. La manifestación convocada en Madrid apenas logró reunir a unos cuantos miles de personas (9.000 según la policía, 60.000 según los sindicatos convocantes) contra el pretendido retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, y la convocatoria de Barcelona y Valencia no fue más numerosa. El éxito cualitativo sólo podrá medirse por la reacción que el Gobierno tenga con su programa de reformas tras este suave toque de atención de sus propios socios en la política social.
Aunque el presidente Zapatero ya ha advertido que no hará ninguna modificación de la regulación de las pensiones sin el consenso social y político necesario, no debe dejar de ejercer su responsabilidad intergeneracional para dejar una Seguridad Social al menos igual de saneada que la encontró en 2004. El envejecimiento demográfico estimado no deja lugar a dudas en España sobre la necesidad de ajustes muy serios, tanto en las aportaciones de los cotizantes como en las prestaciones de los pasivos, si se quiere preservar su estabilidad, y con ella, convertirse en un bálsamo para la economía, además de evitar un agarrotamiento del consumo y la inversión en los agentes económicos.
