Entra en vigor una ley para racionalizar las tarjetas de crédito en EE UU
Una nueva normativa sobre el sector de tarjetas de crédito entró hoy en vigor en Estados Unidos a fin de reducir las prácticas abusivas de las entidades emisoras y aclarar a los consumidores cuánto les cuesta vivir endeudados.
Esta medida tendrá también un impacto sobre las entidades financieras, que podrían dejar de ingresar unos 12.000 millones de dólares anuales, según la consultora Morrison & Foerster, por lo que ya buscan nuevas estrategias para tratar de compensar esas pérdidas.
"Esta ley supone un importante punto de inflexión para los estadounidenses", aseguró hoy el presidente de EEUU, Barack Obama, quien defendió que, "por demasiado tiempo, las compañías de tarjetas de crédito han tenido libertad para emplear tácticas engañosas e injustas que cargaban a los consumidores con costes irracionales".
Esta regulación, aprobada hace ya nueve meses, tendrá un fuerte impacto en un país donde casi la mitad de los consumidores acumula una deuda media de 7.000 dólares en sus tarjetas de crédito y uno de cada cinco paga por ello un tipo de interés del 20 por ciento, según la Administración General de Servicios.
"Estamos reequilibrando la balanza de poder en favor de los consumidores y haciendo que las empresas de tarjetas de crédito sean responsables" de sus prácticas, explicó Obama en un comunicado.
Desde hoy y de manera general, las compañías no podrán aumentar los intereses de manera retroactiva ni durante los primeros doce meses de contrato, y deberán avisar con 45 días de antelación de cualquier subida de tipos y tasas, o de otros cambios importantes en las condiciones.
Además, el cliente podrá cancelar su cuenta si se producen esos cambios, y aumentar sus pagos mensuales mínimos para acelerar la cancelación de su deuda.
Esta regulación está acompañada de un esfuerzo de comunicación de las autoridades para concienciar a los ciudadanos de los beneficios de pagar a tiempo sus compras o abonar mensualmente la máxima cantidad posible.
En EEUU, muchas personas usan las tarjetas para crear o mejorar su historial de crédito, ya que éste se suele exigir a quienes realizan compras a plazos, por lo que es habitual que los ciudadanos se endeuden a propósito, incluso aunque puedan pagar al contado.
Para revertir esta tendencia, las autoridades recomiendan pagar a tiempo y mantenerse por debajo del límite de crédito, así como estar pendientes de posibles cargos adicionales por parte de las entidades.
"Si no puede pagar su saldo total cada mes, trate de pagar lo más posible. Con el tiempo abonará menos cargos por intereses y ese dinero podrá utilizarlo para otras cosas", asegura la Reserva Federal (Fed o banco central) en su campaña de información a los estadounidenses, acostumbrados a pagar un mínimo mensual que les permite vivir más desahogadamente.
Desde ahora, y debido a las nuevas normas, las facturas deberán detallar cuántos años tardará el cliente en pagar su deuda si sigue abonando el mínimo establecido, así como cuánto debería abonar al mes si quisiera librarse de sus números rojos en tres años.
"Estas normas suponen un avance sin precedentes en los esfuerzos de mi Administración por reforzar la protección de los consumidores e impulsar una sustancial reforma financiera", explicó Obama sobre la nueva legislación, que reducirá con fuerza los ingresos que las entidades emisoras obtienen por el cobro de intereses y que superan con creces a los logrados por la imposición de tasas.
La firma RK Hammer calcula que los ingresos por intereses caerán este año en 5.500 millones de dólares y, por ejemplo JPMorgan Chase ya advirtió en enero de que sus ingresos procedentes de éste área de negocio se reducirían en 750 millones de dólares anuales.
Por ello, no es de extrañar que las entidades hayan reaccionado rápidamente y en los últimos meses hayan cambiado su estrategia para hacerse con otro tipo de cliente, más cauto, fiable, y propenso a tener pocas tarjetas de crédito y pagar a tiempo sus deudas, pero también dispuesto a establecer una relación más integrada con su banco, según han explicado las propias compañías en los últimos meses.
Además, se han empezado a promocionar más las tarjetas con tipos de interés fijos y a implantar tasas por su mantenimiento anual (que ahora sólo pagan cerca del 20% de los estadounidenses) o falta de uso, o por transferencias al extranjero y envío postal de extractos.