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Íñigo Amézola. Arquitecto, socio fundador de Principia Design

"Las épocas boyantes para los arquitectos han sido escasas"

Desafía a la crisis con proyectos para entidades financieras de todo el mundo. Para este profesional, en épocas como la actual es decisivo acertar en la toma de decisiones

"Las épocas boyantes para los arquitectos han sido escasas"
"Las épocas boyantes para los arquitectos han sido escasas"CINCO DÍAS

Su empresa arrancó con una crisis, la de 1993, destaca Íñigo Amézola para recordar que los arquitectos están acostumbrados a vivir épocas de falta de trabajo. "La vida del arquitecto está asociada a la crisis", dice quien asegura haber vivido "cuatro o cinco". No minimiza, sin embargo, sus efectos; en los 80 no había absolutamente nada de trabajo, pero sólo en España, incide. "Los pactos de La Moncloa se firmaron con una inflación y paro por encima del 20%". La diferencia es que ahora compartimos esa sensación con los demás países. Admite que se siente cómodo trabajando para las grandes empresas. En la actualidad, Principia Design, de la que es socio-fundador, se ha convertido en una de las primeras empresas especializadas en el diseño de redes bancarias.

¿Recuerda cuál fue el primer proyecto en el que trabajó?

Fue un pequeño bloque de viviendas de protección oficial, realizado con enorme ilusión; ilusión que no he perdido. Ahora que se habla tanto de crisis quizá resulte interesante recordar que al acabar aquel proyecto, y con el fin de presentarlo a su correspondiente visado, fue necesario realizar seis juegos de copias de todos los planos, pues entonces no había soporte digital. Al recibir la factura de la copistería me di cuenta de que tan sólo podría pagarla solicitando un crédito al banco. La Administración pagó dos años después; algunas cosas no han cambiado tanto.

"El sector financiero se enfrenta a un exceso de capacidad que habrá que corregir"

¿Qué cambios ha observado en la profesión desde entonces?

La diferencia mayor radica en el tiempo que se puede dedicar a los proyectos, que se ha reducido drásticamente. Cuando terminé los estudios a principios de los ochenta se dibujaba todo a mano, y ello implicaba el aprendizaje de un oficio tras muchas horas de práctica y que hoy se ha perdido. Pero este sistema de representación se adecuaba mejor al ritmo del pensamiento. Hoy los programas de dibujo nos permiten ser muy rápidos y producir más en menos tiempo, pero no nos hace necesariamente mejores arquitectos.

¿Cómo llega su empresa a especializarse en diseñar redes bancarias?

Siempre me he sentido cómodo trabajando para grandes empresas, creo que entiendo sus problemas y preocupaciones y me considero capaz de proponer soluciones. A cambio me he visto recompensado con su confianza y reconocimiento durante todos estos años. Así ha sido también con entidades financieras. Nuestro proyecto actual no es improvisado, es el resultado de una experiencia y trabajo en más de 30 proyectos en Europa, América y Asia.

En épocas como las actuales, ¿qué demanda el sistema financiero?

Nos enfrentamos a un exceso de capacidad que habrá que corregir sabiamente. Si hay un momento en el que resulta decisivo acertar en la toma de decisiones es precisamente en épocas de crisis. Desde la arquitectura de redes dos problemas requieren nuestra atención: la racionalización, esto es, reducir costes y aumentar ingresos, y la unificación de imagen de entidades fusionadas.

El presidente de los arquitectos señalaba recientemente que el colectivo vivía la peor crisis de la historia. ¿Cuál es el futuro?

Seguro que tiene razón, puesto que él dispone de la mejor información. Me gustaría destacar, sin embargo, que al final de los setenta España sufría un 25% de inflación y los arquitectos emigraban en masa por falta de trabajo. Las épocas boyantes para la arquitectura, o al menos para los arquitectos, siempre han sido escasas y cortas. El futuro será aquel que seamos capaces de construirnos entre todos, esperando siempre lo mejor, pero preparándonos para lo peor.

¿Cuál es el papel de la arquitectura española en el mundo?

Desde los años setenta sólo puede calificarse de extraordinario. Tanto el arte de la arquitectura como las técnicas de construcción, que no requieren enormes inversiones en innovación, se acomodan muy bien al temperamento y a la tradición de nuestro país. Si a esto sumamos unas escuelas universitarias serias y respetadas da como resultado una explosión de talentos y de equipos de valía. Es curioso, sin embargo, que nuestros arquitectos parecen sentirse más cómodos con presupuestos modestos y sensatos y que tal vez por ello no hayan destacado tanto en los momentos inmediatamente anteriores a la crisis.

Sucursales más pequeñas y optimizadas

Titulado por la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, Íñigo Amézola dejó en 1993 el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill para fundar Principia Design. Ha trabajado para entidades financieras de todo el mundo, entre ellas el Banco Santander, que le encargó en 2006 la homogeneización de sus sucursales en 40 países.Ante la crisis y la reestructuración del sector financiero, propone a las entidades una estrategia que les permita la reducción de costes y el aumento de los ingresos, con oficinas más reducidas pero también más optimizadas. Modelos prefabricados en un taller, en lugar de construidas. "La clave es pensar en el cliente", asegura.

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