"Facturar por horas penaliza a los abogados eficientes"
Al frente de la asesoría jurídica de Unión Fenosa desde 1989 y de sus servicios jurídicos desde 2000, Sánchez Bustamante ha llegado a Garayar con 34 años de práctica legal y la valiosa experiencia de haber ocupado el sillón del cliente.
El hombre que participó en la fusión de Unión Eléctrica y Fenosa, el lanzamiento de la opa sobre Hidrocantábrico, la estructuración del grupo, el acuerdo de venta del 25% de Unión Fenosa Generación a National Power y su posterior recompra, la creación de Unión Fenosa Gas y de Eufer y la opa de Gas Natural, entre otras operaciones, confiesa que empezó a trabajar a las órdenes de su padre, que le precedió en la asesoría jurídica de Unión Fenosa. "Trabajamos juntos dos años y en ese tiempo me tocó hacer lo que nadie quería", recuerda. Desde octubre, Sánchez Bustamante es of counsel de Garayar Asociados.
Usted valoró varias opciones antes de incorporarse a Garayar, ¿qué criterios tuvo en mente?
Quería un despacho que tratase temas en los que yo pudiese aportar valor -especialmente en el área de energía- aunque como asesor jurídico de empresa he llevado todo tipo de asuntos. Pero reconozco que sobre todo sabía lo que no quería. No quería un despacho muy grande, porque los grandes despachos son como empresas, hacen de todo, lo abarcan todo, y eso no se puede hacer con el grado de seriedad que yo considero necesario. Otro factor importante es que creo firmemente en la responsabilidad del abogado, no quería una firma en la que el trabajo lo hiciesen los júniors y se aceptasen asuntos a destajo con el único fin de poder cubrir un gran presupuesto.
Un ex director jurídico de una empresa como Unión Fenosa tiene un atractivo importante en el mercado.
En mi caso creo que, antes de nada, lo que tengo son 34 años de experiencia. Y eso es algo que, por muy torpe que uno sea, tiene ventajas. Aprendes las cosas prácticamente por ósmosis, porque después de tanto tiempo tienes la historia en la cabeza. Por ejemplo, ahora se habla mucho de la energía nuclear; yo tuve la fortuna de poder participar en la construcción del derecho nuclear español.
Y tiene, además, la experiencia de haber comprado servicios jurídicos. ¿Qué errores cometen los bufetes al tratar con las empresas?
Siempre digo que es muy importante cuidar el trato con los jefes de asesoría jurídica y con los abogados internos, pero tampoco hay que perder de vista que el que manda en una compañía es el consejero delegado. Hay que tener mano izquierda para manejar ese diálogo sin ningunear a la asesoría jurídica. También es fundamental comportarse como un abogado más, no actuar como el que llega a arreglarlo todo, porque la gente de asesoría jurídica tiene mucha experiencia.
¿Con qué modelo de facturación cree que se sienten más cómodos los clientes?
Yo siempre he tenido muy claro que no quería que me facturasen por horas, especialmente cuando lo que hacía el bufete era enviarme a tres abogados y a un socio que hablaba conmigo mientras los tres abogados tomaban notas. Hay asuntos donde se puede hacer presupuesto y ahí es necesario que haya honestidad entre ambas partes y flexibilidad. Pero también es cierto que a veces eso no es imposible y hay que facturar por horas. ¿Cuál es el problema? El problema es que el modelo por horas penaliza la eficiencia del abogado, penaliza al más rápido. En este momento la mayoría de las empresas quieren que se les den presupuestos. Garayar cierra un presupuesto -aunque sea por horas- antes de trabajar. Otros entran, hacen el asunto y luego te topas con la minuta.
¿Cómo vive el sector la crisis?
La crisis se nota en lo estrictas que están siendo las asesorías jurídicas para contratar servicios externos. El presupuesto de asesoría tiene que reducirse, como el del resto de la empresa. Dicho esto, la regulación es una de esas áreas que crecen con las crisis, todo ese exceso de regulación es terreno abonado para nosotros, los abogados. Y es ahí donde se hace notar la solera. Si la tienes puedes asumir las novedades, en caso contrario la hiperregulación te desborda.
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Objetivo. Un nicho donde los jugadors son pocos
Desde su experiencia como ex director de asesoría jurídica de Unión Fenosa, Alejandro Sánchez Bustamante desmitifica la influencia que tienen los rankings de las firmas de abogados a la hora de contratar servicios jurídicos externos. "Los grandes clientes, tanto las empresas como la Administración, no necesitan los rankings para contratar, porque conocen en el mercado. En las grandes asesorías jurídicas las decisiones no se toman en función de esas clasificaciones, porque se tiene la información real y de primera mano sobre quiénes son los mejores despachos y en qué lo son", señala. Pese a ello, y tras reconocer que los rankings tienen su parte engañosa "porque se clasifica por tamaño, no por calidad", el abogado de Garayar Asociados reconoce "que no figurar en los rankings tampoco es bueno, hay que intentar estar". ¿Cuál es el criterio a la hora de contratar un bufete? "Yo creo que aconsejas y eliges por tu experiencia. Tampoco hay muchos bufetes en España de un cierto nivel -unos 20 o 30- y al final acabas conociéndolos a todos", apunta. Sánchez Bustamante recuerda las tediosas presentaciones "de power point" que presenció mientras desempeñó su labor en la eléctrica. "Los bufetes deberían darse cuenta de lo importante que es la empatía. Cuando alguien viene a presentarte el despacho y se sienta contigo y tienes una charla interesante, donde te cuentan cosas y hablas de lo que se mueve en el mercado la diferencia es enorme. A ese tipo de presentaciones todos los abogados de asesoría jurídica quieren ir. En cambio, de los power point que te venden la firma todo el mundo huye", confiesa.
"El gran cliente no usa rankings para contratar"
Sánchez Bustamante se incorporó a finales de octubre a Garayar Asociados con el objetivo de reforzar el área de energía, con especial hincapié en el asesoramiento del desarrollo, financiación y ejecución de grandes proyectos de infraestructuras energéticas, así como arbitrajes relacionados con controversias del sector.¿Qué enfoque ha traído a la firma?Yo, como profesional, no soy partidario de resolver problemas, sino de evitar que se creen. Es un principio fundamental que conviene aplicar en todos los ámbitos de la vida, y en el que coincido con la filosofía de este despacho.¿Cuál es la competencia de Garayar Asociados?"Abogados de vuestra especialidad hay muy pocos, dos o tres", me decía hace unos días un cliente. Creo que hay sectores que se ponen de moda, mueven dinero y atraen a muchos abogados y despachos. Sin embargo, se nota mucho en la calidad del trabajo la diferencia entre un bufete con un departamento hecho ad hoc y otro que tiene una trayectoria de especialización. Garayar Asociados tiene un problema: la gente suele encasillarlo como un despacho de competencia-regulación, pese a que tenemos más áreas de actividad. Pero es cierto que competimos en un nicho donde somos muy pocos.Se incorporó a Garayar a finales de octubre, ¿ha notado mucha diferencia en la forma de trabajar?El trabajo de los abogados en los bufetes es mucho más reflexivo, mucho más reposado que en las empresas. Los abogados de las empresas trabajamos muy rápido, porque estamos ahí para dar respuesta a las decisiones y a los problemas que aparecen en el día a día de la compañía.¿Qué buscan las empresas en los bufetes?Buscan especialización y valor añadido, porque los bufetes tienen más tiempo y más medios para profundizar en los temas.