La crisis impulsa el retorno de los básicos
El nacimiento del término 'recesionista' marcó el inicio de la consideración de 'lo barato chic' en el mercado estadounidense. Buena parte de las modas de la temporada están inspiradas en el disfrute de lo sencillo y satisfactorio
Mesa.El interés por la cuchara y la conversión de los carniceros en estrellas muestran la revaluación del producto y la tradición
Lo ha proclamado el Food Channel estadounidense, lo defienden las estrellas de cine Alicia Silverstone y Mariel Hemingway en sus últimos libros de cocina, lo anticipa un tres estrellas Michelin español como Santi Santamaría: vuelve la comida tradicional. La cuchara, la carne bien cortada, las verduras de siempre son la tendencia gastronómica de la temporada, placeres sencillos y sanos en consonancia con un tiempo de recogimiento y crisis.
Como ejemplo, Aurora García, una de las profesoras de la escuela Cooking Club de Madrid, asegura que el interés por los platos de cuchara se ha multiplicado entre sus alumnos: "Antes se buscaba aprender a preparar platos originales para sorprender en cenas. Ahora los cursos más demandados son los tradicionales, para cocinar de una vez en el fin de semana y conservar en la nevera". Entre otros, Cooking Club ofrece un curso intensivo para novatos sobre arroces tradicionales y otro titulado Potajes y Pucheros.
Los libros de cocina de moda hablan de dietas que contribuyen a la inmunidad
Es evidente que estas tendencias están motivadas también por el deseo de ahorrar. La búsqueda de un "valor añadido" en los platos, en forma de efectos saludables y cuidado del bolsillo, es la tendencia que el Calorie Control Council estadounidense marca como fundamental para entender la coquinaria del 2010.
Respecto a esa "cocina saludable", se habla en particular de dietas que contribuyan a la inmunidad ante los resfriados. El experto John La Puma menciona en concreto alimentos como la tradicional sopa de pollo, el yogur, el té verde, las sardinas, el salmón -pescados ricos en vitamina D-, sin olvidar las propiedades exterminadoras de bacterias del orégano o los chiles.
El gran ganador del momento es un profesional inesperado, que en algunos lugares está asumiendo el rol estelar asociado al chef: el carnicero. The New York Times dedicó hace unos meses un reportaje a los "jóvenes carniceros que están adquiriendo estatus de estrellas del rock () Con sus brazos musculados y su cercanía a la carne, tienen el crudo atractivo emocional de una banda independiente. Convierten la muerte en vida, en forma de filetes de corte preciso". Algunos de los "carniceros estrella" en el reportaje se autodefinen como "suministradores de placer porcino".
Aún existen otras notas de originalidad en el panorama, como las propuestas para añadir productos de alto standing a las tradicionales hamburguesas o la recuperación de ciertos productos, también modestos a priori. Es el caso de cereales ahora de moda -amaranto, centeno, quínoa, chía-, edulcorantes naturales -savia, la aún no aprobada sanitariamente estevia- o, en particular, los llamados superalimentos.
Se trata de productos naturales que presentan un abanico especialmente variado de nutrientes, y a los que se atribuye un positivo impacto saludable. A los herbolarios españoles llegó en los últimos meses con fuerza el goji tibetano, una baya de sabor picante; también se incluyen en esta categoría los arándonos, el brócoli o ciertas algas. Por cierto que sus propiedades singulares no están, en absoluto, certificadas científicamente.
Moda. La alta costura incorpora los tejidos orgánicos y ecológicos, mientras el lujo con discreción recupera los cánones clásicos
Puede que empezara como una excentricidad más, como un marchamo con cierto tufo a marketing, pero la coyuntura económica ha convertido al ecolujo en una corriente a tener muy presente. La pasarela está llena de ejemplos que así lo reivindican.
La etiqueta internacional eco-friendly está relacionada en principio con la sostenibilidad y el medio ambiente. Frente a una producción textil sin reparos, representante del todo vale, afamados modistos ofrecen otro argumentario avivado por la crisis: la utilización en la alta costura de los tejidos orgánicos o reciclados. El algodón ecológico, el cáñamo e incluso la fibra de soja ocupan el catálogo de género verde, en el que muchos detectan una reacción a la falla ética que los gurús han asociado al crac económico.
Stella McCartney, Armani o Versace son algunos de los bastiones de esa ropa ecológica y sin embargo muy chic. "Nada que ver con la rebeldía y los hippies de los sesenta", explica María Cardona, periodista y estilista de moda. En España, David Delfín o Hannibal Laguna, entre otros, han hecho campaña contra los tóxicos en el textil colaborando con ONG como Greepeace. Los reyes del glamour abrazan, pues, un concepto que combina las últimas tendencias con el comercio justo y el respeto medioambiental, según dice Cardona.
La pauta planteada por ellos arrastrará a la postre a otros agentes, como Zara o Mango, que fabrican para el público de a pie. Serán éstos los que lleven el ecolujo a todos los bolsillos. Entonces ya no será ecolujo, sino ecomoda.
La reverberación de la crisis ha tenido asimismo otros efectos más prosaicos que la supervivencia del planeta, como la recuperación de la elegancia tradicional y poco ostentosa.
Frente a los excesos de antaño -tantas veces salpicados por la frivolidad-, lo que piden las circunstancias es una cierta discreción al actuar. Y al vestir... Los patrones de los mejores modistos dejan adivinar esa interpretación. Cuando Karl Lagerfeld presentó la colección de primavera-verano de la temporada pasada a pocos escapó que esa era la hoja de ruta. Para 2010, más ración de lujo mesurado para hombres y mujeres.
Reinan las prendas cómodas y versátiles, que sirven tanto para el día como para la noche según vayan combinadas (con zapato plano o altísima plataforma, en la versión femenina). Cardona apunta como arquetipos los diseños de Phoebe Philo para Celine o los de Hannah MacGibbon para Chloe. Estas piezas permiten un ahorro efectivo porque, aunque el precio de compra resulte elevado, la cantidad de usos posibles y la durabilidad de lo bien hecho las acaba convirtiendo en rentables. Un aspecto que también está relacionado con la actual contención de los presupuestos.
En esa misma dirección, los cortes al alza son "los sencillos en apariencia pero confeccionados a partir de patrones muy trabajados", remarca Cardona. Y, en general, los tonos neutros (la gama de los piel, los caramelo, los castaños, el blanco, etcétera) constituyen la paleta de color para el año. Una asepsia que redunda en la multiplicidad de posturas y que solo viene rota por los accesorios, casi único reducto del barroquismo y la extravagancia en los próximos meses.
Además, atención al trench (gabardina básica) en el formato más tradicional de color beis, uno de cuyos máximos exponentes está firmado por Burberry (foto de la izquierda). Y al look neoconservador masculino: el traje de sastre, las camisas y corbatas en versión clásica, el polo de piqué y los náuticos. Lujo y exclusividad sin estridencias en el armario.
Tendencias
'Locavorismo'. El locavorismo despertó bastante interés entre los consumidores anglosajones en el último lustro. El término, creado por la chef californiana Jessica Prentice, define una tendencia a emplear alimentos locales, que se hayan cultivado o criado a menos de 100 millas del consumidor, justificándose en varios argumentos: la menor huella ecológica, debido a la reducción del coste en transporte; la relación directa con el entorno; el uso de productos "de temporada" con mayor frescura'Crudivorismo'. Consumo de productos sin cocinar y generalmente ligado al veganismo, o vegetarianismo estricto. En Málaga se celebró hace un par de años un congreso en el que se insistió en el positivo impacto en la salud de la comida cruda tanto por razones inmunológicas como nutritivas o digestivas. Al margen de esta opción, el consumo en formas menos refinadas de ciertos alimentos también está entre las tendencias del año. Se comercializan con creciente éxito formas no refinadas de chocolate, en las que el cacao se presenta en una forma pura con todas sus propiedades, y crece la demanda de leche no pasteurizada.
Claves
1 Ecologismo. La preservación del medio ambiente llega a las pasarelas de la mano de firmas como Stella McCartney, Armani o Versace que reivindican los tejidos orgánicos.2 Versatilidad. Hegemonía de las prendas cómodas y con cortes sencillos que aceptan varias posturas y looks diversos.3 Asepsia de color. Los neutros dominan. En primavera, atentos al blanco.