Londres descarta imponer a la banca un impuesto como el propuesto por Obama
El ministro británico de Economía, Alistair Darling, ha descartado imponer a los bancos que fueron rescatados con dinero de los contribuyentes un impuesto como el propuesto por el presidente de EE UU, Barack Obama.
En declaraciones que publica hoy el diario "The Scotsman", tras una visita a la sede central del Royal Bank of Scotland, entidad nacionalizada en un 84 por ciento durante la crisis financiera para evitar su colapso, Darling explicó que la opción británica es otra.
El canciller del Exchequer dijo que se trata de circunstancias distintas, porque a diferencia de la administración estadounidense el Estado británico compró acciones del RBS y otros bancos que podrá vender en el futuro como opción para recuperar el dinero público.
La propuesta dada a conocer el jueves por Obama consiste en gravar con un 0,15 por ciento las operaciones de los bancos que recibieron ayudas, con el objetivo de recaudar unos 90.000 millones de dólares en diez años y 117.000 millones en doce años.
Darling rechazó una medida similar después de que el responsable de política económica del Partido Conservador, George Osborne, afirmara que si los "tories" ganan las elecciones, que se celebrarán previsiblemente en mayo, respaldarán que este impuesto sea una norma a aplicar como una garantía de seguridad en todo el mundo.
En declaraciones al "Financial Times", Osborne declaró que una administración dirigida por David Cameron apoyará una medida de este tipo para proteger a los contribuyentes ante futuras crisis, siempre que se llegue a un acuerdo en el seno del G-20.
Pese al rechazo del ministro de Economía a la iniciativa impositiva de Obama, desde el laborismo se pidió al Gobierno que secunde lo que ha propuesto el presidente estadounidense.
Con este gravamen, argumentó hoy el diputado laborista John Mann, "los banqueros no podrán utilizar la excusa de que se irán fuera, porque si EEUU lo está haciendo -y ese es el lugar donde están los mayores bancos de inversión- no podrán ir a ninguna parte".
Está previsto que en abril el Fondo Monetario Internacional (FMI) emita su opinión sobre la posibilidad de aplicar de manera global un "fondo de contingencia" generado por los bancos ante futuras convulsiones financieras, una propuesta presentada por el primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, en noviembre pasado.
En la última reunión de los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-20, Brown también propuso aplicar una tasa a las transacciones financieras de carácter especulativo -la tasa Tobin-, pero encontró la oposición de EEUU.
Políticos y medios de comunicación británicos defendieron en las últimas horas la necesidad de aplicar nuevas medidas que limiten el cobro de primas por parte de los directivos bancarios, a la vista de que en la práctica va a continuar pese a que Londres impuso una tasa del 50% a los bonos superiores a las 25.000 libras (27.500 euros).
Los bancos admitieron que seguirán premiando a sus directivos, porque disponer de los mejores en el negocio es la única manera de garantizar su competitividad futura, y que cargarán el gasto extra que ello represente a su cuenta final de resultados.
El ministro británico de Empresas, Peter Mandelson, lamentó en declaraciones que publica hoy el "Daily Telegraph" que los bancos no hayan entendido que el espíritu de la medida "era modificar el comportamiento de los bancos" que estuvo en el origen de la crisis.
"Dado que hasta ahora las primas se han mantenido y los bancos han elegido pagar con sus beneficios la cantidad gravada, se puede concluir que el efecto inmediato (de la llamada "supertasa") no ha sido la de cambiar su comportamiento", reconoció Mandelson.
"Es algo sobre lo que los bancos deberían reflexionar", añadió.