EE UU impone una tasa a la gran banca por sus "altos beneficios y 'bonus' obscenos"
Barack Obama quiere recuperar todos y cada uno de los dólares que el Gobierno ha invertido en el TARP, el plan de ayuda directa a la banca y las empresas automovilísticas, para evitar el colapso del sistema financiero. Con tal motivo ayer presentó la llamada la comisión de responsabilidad con la crisis financiera, una tasa con la que va a gravar a entidades financieras (no a Detroit) con más de 50.000 millones de dólares (34.454 millones de euros) en activos. El objetivo es recuperar los 117.000 millones de dólares, 80.630 millones de euros, que se estima que perderá el Estado debido al TARP (un programa dotado con 700.000 millones de dólares).
"Mi determinación para conseguir el objetivo de recuperar el dinero se acrecienta según veo informes que hablan de altos beneficios y bonus obscenos en algunas de las mismas firmas que deben su existencia a los americanos", dijo Obama. El impuesto nace del descontento político que existe entre la población debido a la rápida recuperación de un sector que sigue siendo parco en el crédito mientras el paro sube.
La base imponible de esta tasa será el apalancamiento de los bancos y ha generado fuerte oposición por parte de la industria, sobre todo de las firmas que ya han devuelto el dinero del TARP y las que nunca lo recibieron. En total serán unas 35 instituciones las que tendrán que hacerle frente y unas 10 subsidiarias de multinacionales.
Su puesta en marcha precisa de aprobación por el Congreso. En la Cámara de Representantes tiene el apoyo suficiente pero su paso por el Senado es, como para todo, más incierto.
Obama dijo ayer que si las entidades "están en buena forma para pagar bonus también lo deben estar para pagar esta tasa". El Gobierno considera que directa o indirectamente todas las entidades se han beneficiado de la estabilización financiera y del TARP y por otro lado, es un hecho que éste no es el único programa aún en marcha de esta costosa estabilización financiera. El gravamen estará en vigor de 12 y 10 años, en función de las pérdidas finales del TARP.
Desde el FMI se califica la iniciativa de "interesante".
Reguladores en el banquillo
La Comisión de investigación de la Crisis Financiera tomó ayer testimonio a algunos de los reguladores del sector estadounidense. Sheila Bair, presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos, apuntó con su testimonio hacia la Fed, una institución con la que no siempre tiene una relación cordial. En este caso dijo que habían fallado al no ver o regular el problema subprime.Bair incidió en los bancos "demasiado grandes para caer" y dijo que estas entidades son demasiado complejas y se gestionaron como una entidad singular sin prestar atención a las especificidades de cada negocio.