Google encumbra a Baidu tras su amenaza de irse de China
La situación preocupa a la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, que espera una explicación desde Pekín.
Google puede convertirse en la primera empresa que se despide de China por las presiones que ejerce el Gobierno de este país sobre sus actividades. Es una decisión que supone para la compañía sacrificar su posición en un mercado en crecimiento y que deja a su competidor chino Baidu en práctico monopolio.
La empresa de Mountain View advirtió que podría dejar este mercado después de anunciar el martes que se habían producido ataques "altamente sofisticados" sobre sus redes, cuentas de gmail de activistas de derechos humanos y sobre los sistemas de otras 20 empresas.
El ataque ha hecho que Google reconsidere la decisión de aceptar la autocensura que asumió en 2006 para operar en el gigante asiático. Ayer mismo, en las páginas se pudieron ver imágenes de las protestas de Tiananmen en 1989. El fin de la autocensura es el fin de la autorización estatal para operar en China.
Google tiene en este país a 700 empleados y controla el 30% del mercado de publicidad en internet. Yahoo y MSM apenas tienen una gran presencia porque Baidu controla el restante 60%. Este mercado, según eMarketer.com, mueve 1.000 millones de dólares al año y en tres puede crecer hasta 8.000 millones, una tarta que, de no cambiar las cosas, queda en el plato de Baidu, quien acepta el control de las autoridades. La cotización de esta compañía reflejó ayer una subida de dos dígitos porcentuales mientras que la de Google cayó un 0,57%. En el último año, la compañía china se ha revalorizado un 277%. Aun así, su capitalización está muy lejos de la de Google (15.200 millones de dólares frente a 186.300 millones), pero hace un año rondaba los 4.000.
La empresa ha informado a Washington de los ataques y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó ayer estar "preocupada por la situación" y espera una explicación del Gobierno de Pekín.
Google recupera el brillo de una imagen pública dirigida por su lema don't be evil, que obliga a una rectitud comprometida desde 2006.