Microespacio para Andrés Jaque
El finalista del Mies Van der Rohe de arquitectura apuesta por la especialización política.
El arquitecto Andrés Jaque saltó a los medios de comunicación al conseguir ser finalista de los premios Mies Van der Rohe 2009 por su proyecto Tupper Home, un minipiso altamente tecnológico que aprovecha hasta el último rincón. El espacio de trabajo de este arquitecto es también reducido, incluso micro. Un sótano que hace las veces de archivo, una planta baja con ordenadores y mesa de reunión y un altillo como lugar de trabajo para el propio Jaque. Su equipo también es pequeño, de cuatro personas. La idea que tiene del futuro de la arquitectura es precisamente ésa: compañías minúsculas altamente especializadas en alguna actividad. La que él ha elegido es la repercusión política de los edificios.
Jaque (Madrid, 1971) estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en Oxford y más tarde con una beca de posgrado en Hamburgo, en 1998. La experiencia alemana le marcó en el trabajo posterior: "Aprendí a explorar la dimensión política de la arquitectura". Era la época de la remodelación urbana tras las reunificación del Este y Oeste, "con debates muy encendidos sobre el urbanismo", señala. "Surgían conflictos sobre la propiedad de los edificios o del suelo y si el modelo capitalista era adecuado". Siguió su especialización sobre Berlín y Dresde, donde vivió en un espacio autogestionado de artistas y más tarde en un casa ocupada de Atenas. De esas experiencias le queda la repercusión del debate político sobre el urbanismo, "porque lo importante al final de la arquitectura es la comunidad que genera".
Asociado al estudio de arquitectura, que lleva su nombre, Jaque ha impulsado la Oficina de Innovación Política, una entidad donde da rienda suelta a sus ideas y al debate multidisciplinar. Una de ellas es la marca de calidad Arquitectura Parlamento, un certificado "garantía de participación y transparencia de todo el proceso de construcción", explica, concedido a la Cidade da Cultura de Galicia.
Los proyectos de su estudio no dejan indiferente. Este enfant terrible de la arquitectura cuenta con proyectos como la Teddy House (teddy significa osito de peluche en inglés), "la casa a la que apetece abrazar", asegura; la casa sacerdotal diocesana de Plasencia, "el primer chillout católico del mundo"; la creación de una techno-geisha, al modo de una anfitriona japonesa futurista, o las Arqui-Telenovelas, que graba junto a la Universidad Javeriana de Bogotá.
Su Tupper Home es un proyecto real que se construyó en el centro de Madrid para dos estudiantes. Tiene 28 metros cuadrados y está aprovechada al límite. "Garantiza la misma calidad de confort en las viviendas más pequeñas aumentando el nivel tecnológico", asegura. La idea inicial de Jaque era que a partir del proyecto piloto se pudiesen equipar nuevas casas a través de un catálogo común de soluciones arquitectónicas, gracias al boca a boca, como la venta de los tupper. El proyecto ha evolucionado en otro llamado The rolling house for the rolling society, para el que busca "asociaciones duraderas con la industria", como Escofet, Roca o Industrial Navarrete para construir réplicas en cadena.
El horario de trabajo del estudio es también particular, sólo de 8.30 horas a 15.00 horas y la tarde la dedica a otras ideas, como los vídeos archi-shots y artículos. "Trabajamos de forma muy intensa, sin ni siquiera pausa para café. Quiero que tengamos tiempo libre para empaparnos de la ciudad, de lo que se vive en Madrid, para luego poder trasladarlo a nuestros proyectos", explica Jaque. Come en Malasaña, donde se sitúa el estudio, porque aprovecha "para quedar con actores clave de la pequeña comunidad", un lugar "con gran tradición de emprendedores independientes, como tiendas o restaurantes", opina. Fue precisamente el diseño del restaurante Ojalá, "inspirado en un café político", pero con arena de playa en el sótano, lo que le llevó al barrio. Pero el localismo lo compagina con multitud de viajes. Es profesor de la Universidad Europea de Madrid, de la de Alicante, colabora con la de Columbia (Nueva York) y la de Bogotá, además de tener la agenda llena de conferencias. "Es fundamental estar en los sitios para mantenerse al día".
Pegatinas japonesas como inspiración
Además de maquetas y una multitud de libros, hay un objeto que acompaña a Andrés Jaque en su trayectoria profesional. Es una cajita de pegatinas, hits de la ilustración nipona, un regalo que le ha servido de inspiración "para crear vínculos afectivos con los objetos", como en el caso de la Teddy House.Entre las futuras inspiraciones está el sello Old Age City, que garantiza ciudades amables para todas las edades. Murcia se ha convertido en el municipio piloto, donde Jaque proyecta una residencia de apartamentos para diferentes generaciones, un instituto que incluya un centro de día y una plaza que acerque a ancianos y niños. En total, para 2010, espera gestionar entre nueve y diez millones de euros en obras (de lo que facturará entre el 8% y el 10%), aunque hasta ahora los beneficios se reinvierten en el desarrollo de nuevos productos. Este pasado viernes, el estudio también concluía un proyecto para el concurso de los recintos feriales de Cáceres. Y además desarrolla una idea llamada los Museos del día a día, para que los colegios creen sus pequeñas colecciones.