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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El ICO tiene que hacer fluir el crédito

Los avales del ICO han sido la respuesta del Gobierno para atajar el estrangulamiento crediticio que ha asfixiado la economía en 2009. Por ello, sorprende más que de los 38.000 millones de euros (11.000 millones en planes a dos años) previstos por el organismo oficial, hayan quedado sin utilizar ni más ni menos que 23.000 millones (el 60%). Ante esto caben dos lecturas: o las necesidades de financiación de la economía española no han sido tan grandes como parecía a principios del pasado año o algo ha fallado en los mecanismos del Instituto de Crédito Oficial.

Lamentablemente, todo apunta a esta segunda explicación, si nos ajustamos a las reiteradas llamadas de auxilio que patronales y asociaciones de autónomos han lanzado al Gobierno ante la escasez de financiación para las pymes. De hecho, calculan que más de 125.000 empresas han cerrado, en parte, por no poder hacer frente a sus pagos por falta de liquidez. Ante un problema tan grave y acuciante, el ICO aprobó dos partidas que suman 8.000 millones en préstamos para circulante dedicados a pequeñas (5.000 millones) y medianas (3.000 millones) empresas. Sin embargo, el 40% ha quedado desierto.

Desde el organismo oficial alegan que allí se limitan a avalar los créditos e intermediar ante las entidades financieras que son las que finalmente aprueban las operaciones. Y esto justifica que no se haya agotado la totalidad de las líneas de crédito a pesar de las necesidades financieras del tejido empresarial. Ciertamente, la banca en su conjunto ha mantenido los grifos cerrados y ha endurecido las condiciones para conceder dinero. Pero también es lógico que haya medido el riesgo con más detalle, especialmente con los índices de morosidad creciendo peligrosamente.

Siendo ecuánimes, parece un fracaso compartido, algo que podría haberse evitado si el ICO y el sistema financiero hubiesen pactado previamente las condiciones de acceso a la financiación. Por ejemplo, sería interesante establecer comisiones de evaluación de riesgo en las que participasen conjuntamente el ICO y la banca -e inclusive, las sociedades de garantía recíproca- para salvar a aquellas empresas con visos de futuro, pero en dificultades financieras puntuales.

Afortunadamente, el Gobierno ha modificado las líneas de crédito del organismo oficial, simplificándolas e, inclusive, abriendo la posibilidad de conceder créditos directamente y de tomar participaciones en el capital de las empresas. No obstante, se trata de casos especiales, por lo que la gran mayoría de las pymes tendrá que acudir a las entidades financiera privadas. Algo deseable, por otro lado, por lo que sería bueno fomentar un entendimiento fluido y eficiente de la banca con el ICO.

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