Madrid, a la cola del pelotón
En Madrid se ve casi de todo, menos bicicletas.
Te das una vuelta por el centro y te puedes topar con un tricornio acharolado, con una misa en rito mozárabe o con decenas de ferreterías. Pero ni una persona en bicicleta. Y tampoco es fácil encontrar alguno de los 106 kilómetros de carril bici que, según Pedalibre, hay en la capital española.
La ausencia de las dos ruedas quizá pasase desapercibida hasta hace poco. Pero ahora que numerosas ciudades españolas y europeas han apostado por ese medio de transporte, resulta sorprendente que Madrid se quede relegada al pelotón de los atascos.
Barcelona ya cuenta con 156 kilómetros de carril bici (céntrico) y con un sistema de transporte público en bicis cuya finalidad, según su página web, "es cubrir los pequeños trayectos diarios que se hacen por dentro de la ciudad". El mismo sistema funciona con éxito en París o Bruselas. Y Londres ya ha anunciado que lo introducirá próximamente. El fenómeno alcanza tal envergadura, que la editorial Lonely Planet ya ha publicado una guía de París para recorrer la capital francesa con las bicicletas del ayuntamiento.
En Madrid, mientras tanto, incluso la burguesía supuestamente ilustrada sigue en contra de introducir la bici en una ciudad "de cuestas empinadas, donde ser ciclista es más arriesgado que ser funambulista". Y la ciudad sigue amaneciendo, como cantaba el desaparecido Hilario Camacho, "con ruido, con humo y oscuros borrones flotando entre nubes". Y lo que es peor, con un tráfico esclerótico que impide desplazarse en más de dos ruedas.
Foto: escaparate de la tienda de bicicletas Calmera en la calle Atocha de Madrid (B. dM. 4-1-10).