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Tribuna
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Una PAC para los bienes públicos europeos

José María García Álvarez-Coque / Alan Swinbank / Valentín Zahrnt

La Política Agraria Común (PAC) destaca por las controversias que ocasiona entre los Estados miembros. Los países del norte cuestionan una PAC que todavía absorbe más del 40% del presupuesto europeo. Los países del sur defienden medidas que sostengan las rentas de los agricultores. Los países del este, por su parte, aspiran a una distribución más equitativa de los subsidios agrarios que actualmente están muy concentrados en los antiguos estados miembros. Ante esta situación un grupo de economistas -de institutos que abarcan toda la UE, desde Letonia a Portugal y desde Suecia a Italia- han firmado una Declaración pidiendo una reforma en profundidad de la PAC con el objetivo de promover el interés común europeo.

Los subsidios no han sido un instrumento eficaz para detener el declive del sector agrario ni mucho menos para realizar una política social. Si los subsidios están vinculados a la producción o a la tierra, son los grandes propietarios y los proveedores de medios de producción los que perciben el grueso de las ayudas, dejando fuera del objetivo social a los hogares de escasos recursos, sean o no agricultores.

Tampoco resulta evidente que esa ayuda social debiera centralizarse a nivel europeo -como sucede con las ayudas directas a la rentas que concede la PAC- sino que debe poder administrarse donde las autoridades pudieran relacionar las necesidades locales con sus responsabilidades financieras.

La seguridad alimentaria en el mundo ha vuelto a la agenda política debido a la escalada de precios ocurrida en 2008. Sin embargo, la UE es, en conjunto, y a pesar de la crisis económica, una región sin serios problemas de abastecimiento, incluso con precios altos. Además, la UE podría tomar medidas para incentivar la producción propia si surgiera la necesidad en el futuro. Es verdad que la producción agrícola puede someterse a una relocalización en Europa, lo que podría conllevar algunos impactos, por ejemplo de naturaleza ambiental, pero no sobre la seguridad alimentaria global en la UE.

En el futuro la PAC debería facilitar a los agricultores los incentivos apropiados para suministrar los bienes públicos demandados por la sociedad que no están bien remunerados por el mercado. Pero no todos los bienes públicos son iguales. Algunos tienen una dimensión internacional o europea mientras que otros tienen una dimensión nacional. La UE debería contribuir a la financiación de los bienes públicos en la medida en las políticas aplicadas tuvieran una repercusión fuera de las fronteras de un Estado Miembro. Una política agraria es necesaria para promover las economías rurales, pero deben ser cuidadosamente identificados los ámbitos en que esta política debería ser "común" a nivel europeo.

Un ejemplo evidente de objetivos globales es la lucha contra el cambio climático, un desafío que justifica una respuesta supranacional. La protección de los ecosistemas naturales, de la biodiversidad y de los recursos hídricos tampoco entiende de fronteras. Ante la eventualidad de precios excepcionalmente bajos (y posible abandono de tierras), la gestión de riesgos podría ser estimulada a nivel comunitario. En cambio, algunos beneficios de un paisaje tradicional y bien conservado quedan en el interior del país, como patrimonio cultural de sus ciudadanos.

Una PAC reformada orientada a los bienes públicos europeos contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a aumentar la biodiversidad, y a lograr un manejo del suelo y del agua responsables. También a mejorar la legitimidad de la UE en el ámbito internacional, fortaleciendo su posición en la Ronda Doha. Más aún, permitiría mejoras en todas las partidas presupuestarias de la Unión. Ya ha comenzado la negociación de las perspectivas financieras a partir de 2013. La reforma de la PAC es pues un paso importante para construir una UE más efectiva que conserve e incremente el apoyo de sus ciudadanos.

José María García Álvarez-Coque. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Politécnica de Valencia

Alan Swinbank. Director del Centro de Estrategia Agraria de la Universidad de Reading

Valentín Zahrnt. Investigador del Centro Europeo de Economía Política Internacional, Bruselas

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