_
_
_
_
Secretos de despacho

Los privilegios de Antonio de Miguel

Dirige la empresa de alimentación familiar y abastece a los grandes chefs

Esta es la historia de un emprendedor que tiene asegurada una mesa en los mejores restaurantes de España, incluido El Bulli o Arzak. No tiene problemas con la reserva. Antonio de Miguel, madrileño, de 49 años, presidente de la empresa de alimentación selecta que lleva su mismo nombre, abastece a los principales establecimientos de hostelería, restauración y catering, y con ello recibe el pasaporte para tan apetitoso privilegio. De hecho, la primera vez que acudió al restaurante de Ferran Adrià fue en 1993, y desde entonces, asegura, no ha fallado ningún año.

El éxito de los 25 años de recorrido de la compañía se basa en un ambiente de trabajo cómodo y agradable, "donde las personas disfruten de lo que hacen". El clima laboral es muy importante para este empresario, y procura tratar a su plantilla de manera justa, "reconociéndoles no solamente de manera económica, sino también ofreciéndoles conciliación laboral, respetando sus condiciones laborales".

Los comienzos de la empresa Antonio de Miguel son modestos, se remontan a un negocio familiar de pollos en el madrileño mercado de La Paz, ubicado en el barrio de Salamanca. En 1984, la familia decide expandir la empresa ofreciendo alimentos preparados, en primer lugar, a los clientes habituales del puesto del mercado, y más tarde, al denominado canal horeca: hoteles, restaurantes y catering. Cuando se incorporó este ejecutivo a la compañía, en 1985, comenzó a expandir el negocio introduciendo otros alimentos más selectos, como el caviar y el foie.

"Los miembros de la familia sólo llegan a directivos en caso de que se formen"

En la empresa trabajan dos de los hermanos De Miguel, aunque la gestión la tienen profesionalizada. "El resto de los hermanos, somos cinco, participa de los negocios, pero no están en puestos directivos", afirma. El grupo, que factura 35 millones de euros al año, se compone de una plantilla de 130 personas repartidas en tres organizaciones: Euro Ambrosías (la ambrosía era el alimento de los dioses), dirigida a los grandes hoteles, que necesitan de la mejor materia prima; Antonio de Miguel, y Muy de Miguel, la nueva aventura empresarial con la que pretenden llegar a través de internet a todos los ciudadanos, un canal que considera está por explotar. "Queremos contribuir a que la gente disfrute comiendo en sus casas, con la mejor materia prima, como los grandes cocineros", señala.

Sobre la crisis, el empresario asegura que "las empresas que están relacionadas con el consumo ya empezamos a notar en agosto de 2007 que algo no iba bien, pero en los últimos meses de 2009 ya hemos empezado a crecer un 10%". Por tanto, es optimista. "Creo que hemos tocado fondo y que es hora de dar salida a inversiones que habían quedado congeladas".

Antonio de Miguel tiene previsto un proyecto de ampliación del negocio de 10 millones de euros, que quedó paralizado ante la incertidumbre económica. Es más, en plena crisis adquirieron una compañía de la competencia, Patxi Al Día. Y seguirán en esa línea, expandiéndose.

Afirma que es un privilegiado porque trabaja en lo que verdaderamente le gusta y, a día de hoy, sigue teniendo sueños. Le queda por cumplir uno: internacionalización de la empresa. "Traemos productos del exterior, pero nos falta dar el salto internacional, ahora soñamos con tener un crecimiento orgánico y estratégico". Porque si en algo cree la familia De Miguel, y así lo ha demostrado a lo largo de los años, es en el largo plazo. "Queremos seguir haciendo cosas y queremos dejar el negocio familiar en manos de la siguiente generación". Algo que le llena de satisfacción, porque parece que alguno de sus hijos, sobre todo su hija mayor, y de sus sobrinos ya han manifestado su deseo de continuar con la aventura empresarial. "Aunque tenemos muy claro que sólo se dedicarán a ello si están preparados".

La familia integra a todos sus miembros al consejo de familia a partir de los 16 años, pero "sólo llegarán a directivos en caso de que se formen".

25 años de historia en un cuadro

Su despacho está ubicado lejos de los orígenes de la empresa, nada que ver el polígono industrial donde trabaja con el señorial barrio de Salamanca, donde arrancó todo. La estancia es grande, demasiado grande, dice Antonio de Miguel, que ante todo busca comodidad, aunque por el bien de la compañía tendrá que ceder espacio de su terreno a otros departamentos. "Crecemos muy rápido y la gente tiene que trabajar cómoda".Muy cerca, tiene las refrigeradas naves donde guardan los productos de alimentación. Y más cerca, al lado de su mesa, tiene fotografías familiares que le arropan. Porque un empresario, afirma, debe estar bien acompañado. Y a él le gusta sentir cercana a su gente. Otro objeto al que profesa especial cariño es un collage de fotos, regalo de sus empleados cuando la empresa cumplió 25 años. "En este cuadro está resumida toda nuestra historia, es muy emotivo porque fue un obsequio de los empleados, que si algo nos tienen es fidelidad". También siente aprecio por un retrato del empresario navarro Pello Marticorena, dueño de la alimentaria Martiko, "una persona a la que siempre he admirado porque era un modelo a seguir; no tenía estudios, pero tenía valores y se rodeaba de los mejores". Le encanta navegar, jugar al tenis y al ajedrez.

Archivado En

_
_