"La revolución digital no ha llegado a la educación"
Defiende la formación basada en el conocimiento y en las habilidades que demanda la sociedad
Su vida está ligada al mundo educativo y empresarial, ya que pertenece a la tercera generación de una empresa familiar dedicada a la formación. Nieves Segovia, madrileña, de 39 años, dirige la Institución Educativa SEK, donde pilota un cambio de modelo educativo ligado a las nuevas habilidades que demanda el mundo empresarial y a las nuevas tecnologías. Está convencida de que el sistema educativo debe renovarse y ser más competitivo.
¿En qué cree que debe cambiar el modelo de educación español?
"No se puede tolerar una tasa de fracaso escolar del 30%"
La educación tiene límites; existe una agitación, en la sociedad, con las nuevas tecnologías y con la internacionalización, están pasando cosas y la educación no puede permanecer ajena a todo este fenómeno. Existe un cambio de paradigma y debe tener reflejo en el ámbito de la educación. No existe un clamor social que llame a un cambio de modelo educativo. Debe existir un debate sobre el contenido de la formación y sobre las competencias, con el fin de avanzar en las exigencias del siglo XXI.
¿En la institución que usted dirige ya han empezado a aplicar estos cambios?
Hace ya tiempo. Mi padre Felipe Segovia fue el impulsor de un nuevo modelo de aprendizaje, denominado "aula inteligente". Yo quiero avanzar en este legado introduciendo el concepto digital, lo que nos permitirá investigar en una nueva metodología en la que participen el profesorado y las familias, que deben aprender a su vez de los alumnos. La educación debe ser un proceso colaborativo. Nuestro modelo educativo ya se anticipaba a lo que después ha sido el proceso de Bolonia se refiere al pacto de los distintos países para la creación de un espacio común de educación superior, ya que el alumno es dueño de su propio currículo. El colegio debe aprender y desaprender. No se puede tolerar la tasa de fracaso escolar del 30%, al igual que no se tolera en otros sectores. De la misma manera que no se cae el 30% de los aviones no podemos permitir esa tasa de fracaso en la formación de nuestros alumnos. Por ejemplo, tenemos implantado el bachillerato internacional.
¿En qué consiste?
En una serie de competencias y de valores que encajamos en el consorcio del aprendizaje del siglo XXI. Además de competencias como lengua, matemáticas o conocimiento del medio, recoge una serie de habilidades, como ciudadanía global, salud, emprendimiento empresarial, competencias e innovación. Es necesario aprender a emprender, a innovar, a comunicar, a tener flexibilidad. Esas competencias deben ser aplicadas también a los profesores, que deben redefinir su rol dentro de una comunidad de aprendizaje. Los alumnos deben ser activos y los profesores también. æpermil;stos han de ser entrenadores del pensamiento, y éste es un cambio grande que empieza con una sensibilización. Debe haber una combinación de un ambiente de aprendizaje presencial dentro de un entorno virtual. Cuando los niños hacen cosas diferentes, como es acceder a un sistema de información de manera diferente, ya con ello debe cambiar el modelo educativo.
¿La sociedad es consciente de que hay que afrontar todos estos cambios?
Es una tarea de todos repensar el modelo formativo que capacite a los alumnos y los habilite para el éxito profesional. El problema es que la política y la educación han ido de la mano, pero cuando se piensa en una reforma profunda hay que contar con la opinión de los profesores y de los alumnos, porque ahora la carga de la prueba la tiene el sistema, no el alumno. La educación tiene una función diferente a la que tenía hace 40 años. Aquí se ha pasado del modelo de educación rural al industrial, pero no se ha hecho la auténtica revolución digital en la educación.
¿En qué valores hay que formar hoy día a los alumnos?
Sobre todo en valores que les permitan adaptarse a lo que la sociedad demanda. Nosotros formamos en empatía, tolerancia, flexibilidad y sobre todo tener muy claro que han de ser capaces de aprender a lo largo de toda la vida.
En Francia se ha impuesto la disciplina y el respeto al docente.
Lo que hace falta son maestros que sean facilitadores del aprendizaje, que sepan motivar. Una tarima, hoy día, es una distancia, el alumno no va a escuchar. Tratar de usted a un profesor no debe ser impuesto, ha de ser algo natural. Imponer es una batalla perdida. El aburrimiento inhibe el pensamiento y lo que hay que ser es innovador, motivar al alumno, y el uso de la tecnología no significa que trabajen menos. Por ejemplo, el libro digital es la manera de acceder a la información, y no debemos obviarlo.
Influir para cambiar las cosas
Es profesora de Lengua y Literatura inglesa y francesa y tiene un máster en Administración de Empresas por el IE Business School. Nieves Segovia comenzó dando clases en los colegios propiedad de su familia, pero enseguida comprobó que desde su privilegiada posición podía hacer algo más que impartir docencia. "Corroboré mi vocación por la docencia así como la posibilidad de influir para cambiar las cosas dentro del sistema educativo".Hoy, la Institución Educativa SEK, con un siglo de historia, cuenta con 1.300 profesores entre su red de colegios, donde estudian 7.500 alumnos, y la Universidad Camilo José Cela, donde lo hacen 4.000 estudiantes. Apuesta por una reforma educativa urgente que permita no desaprovechar los recursos que se destinan a esta partida.